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170 iBolettn de la Real Academia Gallega
Vice Bibliotecario: D. Manuel Ru?z Iglesias.
Vocales: D. Manuel Pascual, D. Donato Saavedra, D. Manuel Conde
Diaz, D. Antonio Torres, D. Antonio Tenreiro, D. Urbano Lorenzo, don
Gerardo Usall?n, D. Enrique Silva, D. Diego Garcia Freire, D. Dimas
Vecino y D. Adolfo V. Calveiro.
Vocales suplentes: D. Jos? Gradaille, D. Manuel Yebra, D. Jos? Lens,
D. Policarpo Pall?s, D. Santos Alvarado y D. Nicol?s Blanco.
Enviamos a todos los senores elegidos nuestra m?s efusiva felicitaci?n.
VELADA CELEBRADA POR LA ASOCIACI?N EL,i6 DE ABRIL DE 1926 (1)
DISCURSO DEL SE?OR Josh G. ACU?A
(Conclusi?n)
Pero hagamos punto ya en esta pl?tica egotista, que lejos de signifi
car un necio alarde de presunci?n y vanidad, se propone tan s?lo fijar
mi situaci?n sentimental en este pals y mi posici?n representativa en
este acto.
Hablemos del acto en s? y de las ilustres personalidades que inter
vienen en ?l como h?roes ep?nimos de esta solemnidad.
La benem?rita Asociaci?n Iniciadora y Protectora de la Real Acade
mia Gallega va a dar posesi?n en est? acto a los nuevos Acad?micos Co
rrespondientes Sres. S?nchez Galarraga, Roberes, Pein? Pi?eiro, L?pez
Veiga y Remos, imponi?ndoles la insignia que la Real Academia coloca
sobre el pecho de sus elegidos como la m?s honrosa y preciada de las
condecoraciones que simbolizan la cultura, aureolada por el amor a Ga
licia. En nombre de los ilustres recipiendarios os ha dirigido la palabra
un cubano em?rito, enamorado de las glorias de nu?stra tierra, el Cate
dr?tico de Literatura del Instituto de la Habana Doctor Juan J. Remos.
Ning?n menester habr?a m?s grato para m? que hacer el elogio de
todos y cada uno de los nuevos Acad?micos Correspondientes, a quienes
me honro profundamente en llamar y considerar desde ahora mis com
pa?eros fraternales en el seno de nuestra Academia benem?rita. Pero los
apremios del tiempo, lo angustioso de plazo de horas que he tenido para
redactar este modesto trabajo, m? imponen la amargura de defraudarme
a m? mismo, priv?ndome de una de las mayores satisfacciones que puede
experimentar un escritor y que consiste en poner su pluma al servicio de
la justicia, para proclamar los m?ritos sobresalientes de hombres cuya
(T) V?ase la rese?a inserta en el n?mero 183 del 13oLET?ti.