BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 287
buyo ?sta en gran modo a dar vuelo a la idea, en sentir de
n?estro mismo escritor que exclama: ?La gracia, esplendor
y hermosura de un idioma son tan inherentes, especialmente
en las composiciones po?ticas, al mismo idioma, que cuando
se intenta transferirlas a otro diverso, casi enteramente pier
den su valor? (2). Lo cual, por cierto, no obsta para que re
conozcamos existir en esto otro valor oculto que anima, en
ocasiones, el conjunto, y que el P. Feij?o, habl?ndonos de las
riquezas literarias de Sta. Teresa y Fr. Luis de Granada, ex
pone, al manifestar, en Glorias de Espa?a que ?no es la
gravedad de nuestro idioma quien les da el supremo valor
qu, tienen, sino otra cualidad m?s esencial que. va siempre
con ellos a cualquier idioma que se trasladen?, atribuyendo
?esta excelencia, no a la lengua, sino al esp?ritu de los espa
?oles, el cual, por cierto g?nero de elevaci?n .que tiene sobre .
las cosas sensibles, est? m?s proporcionado para tratar digna
mente asistido de la divina gracia, las soberanas y celestes? ;
sin que esto quiera decir que, : aun en tal caso, no sea la len
gua o idioma quien presta ropaje a la excelencia de tales be
llezas; ropaje que puede ser m?s fino o ni?s grosero, m?s
elegante o m?s vulgar, y que debe plegarse a una apropiada
expresi?n de la idea, exigiendo para ello su conocimiento y
dominio, la estructura gramatical y la fuerza de sus concep
tos l iterarios. Por eso Francisco de Seixo, de tan bellas con
diciones. oratorias, no pod?a serlo en castellano, sin'ense?o
rearse antes de los resortes de nuestro idioma. Y as? bien
podemos concluir que, de no tratarse de un ingenio como el
del sabio de Casdemiro, capaz de moverse desde un principio
sin andadores, fuerza le es a la generalidad de los principian
tes en achaques literarios recurrir a la lectura de buenos mo
delo para adelantar en la marcha como se lo es, f?sicamente,
echar mano de sano alimento para robustecer el organismo.
?S? con toda certeza ?repite otra vez Feij?o, y as? debe creer
ocurre a los dem?s? que me es imposible acomodarme a la
imitaci?n de alg?n otro escritor. La poca y ligera lectura que
por mera curiosidad he tenido uno u otro breve rato en al
gunos autores que han tratado de Ret?rica, Me ha dado a
conocer. con la misma evidencia que la aplicaci?n al uso de
las reglas, en vez de ayudarme, me embarazar?a? (1) .
(2) Cartas, t. V, pp. 433 y 464.
(1) Id., t. II, pp. 6364.