252 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
?Era preciso para ir a Loiro internarse bastante
en la monta?a y seguir una senda llena de despe?a
deros y precipicios, que s?lo se hac?a practicable al
acercarse a los dominios del arciprestazgo? (7).
El camino que conduce a la mansi?n de Limioso es apenas
practicable.
?El camino era dif?cil y se retorc?a en espiral
alrededor de la monta?a; a uno y otro lado las
cepas de vi?a cargadas de follaje se inclinaban so
bre ?l como para borrarlo? (s).
La monta?a es, pues, una comarca de casas aisladas, cuya
vegetaci?n nos parece sobre todo frondosa; esta impresi?n es
reforzada por la exuberancia de la flora que invade el jard?n
de Ulloa.
En La madre Naturaleza el cuadro se ensancha; la Pardo
Baz?n precisa con profusi?n los detalles topogr?ficos cuando
se evoca los correteos de los dos ni?os Perucho y Manuela por
la monta?a.
La novela nos da a conocer las monta?as situadas del lado }
opuesto a aquella en la cual se encuentra el crucero.
El r?o transcurre por un valle encajado al pie del lugar
de Naya.
?Es de advertir que Perucho no hab?a tornado e1'
camino del crucero... sino que sub?a por la parte
opuesta hacia sitios mucho menos frecuentados: la
direcci?n de Naya. Entraban a la saz?n en los mon
tes que forman la hoz a trav?s de la cual va cau
tivo, espumante y mugidor el r?o Avieiro (s).
Dejando en seguida el camino de Naya para contornear la
monta?a, se ve el curso del r?o alarg?ndose.
(7) Ag. t. I, p. 258.
(8) Ag. t. I, p. 259.
(e) Ag. t. I, p. 417.