152 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
y colosal erudito, nuestro Sarmiento escribi?, podemos decir, de
omni re scibili.
Por su amor a la lectura, la meditaci?n, el estudio y la in
vestigaci?n, Sarmiento se desentendi? tan pronto pudo del cargo
de Cronista de Indias para el que lo hab?a nombrado el Rey, del
cargo de abad de Ripoll despu?s, y rehus? residir en Roma a
pesar de las invitaciones del papa Benedicto XIV. Sarmiento,
benedictino como Juan Tritheim, para Besterman el "padre de
la Bibliograf?a", podemos decir que como el autor del Liber de
scriptoribus ecclesiasticis hizo su obra "con verdadero amor, con
magn?fico conocimiento de los libros, teniendo la experiencia
pr?ctica de un bibliotecario y de un catalogador y tambi?n aque
llo que no se puede explicar, que consiste en el culto del m?todo,
del orden". La vida del monje hispano muestra semejanzas con
las del portugu?s Diego Barbosa Mach?do, abad del monasterio
de San Adriano de Sever, cerca de Oporto, quien tambi?n muri?
en 1772, y en el autor de la espl?ndida Biblioteca Lusitana his
t?rica, cr?tica y chronol?gica.
*
Estimula Sarmiento al amor del libro y a la formaci?n de
bibliotecas particulares, adem?s de ocuparse del proyecto de una
Biblioteca Real y de una red de bibliotecas p?blicas para toda
Espa?a, que abarcar?a, hasta a los pueblos de 600 ? 700 vecinos.
As? escribe: "En Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, etc., est?
tan introducida la moda de tener por preciso adorno de la casa
una selecta y numerosa biblioteca, que no hay persona de esfera
alguna, que no procure a emulaci?n formarla, seg?n sus medios,
y tal vez mayor que lo que los medios alcanzan. De esta ?til y
racional moda, se sigui? naturalmente que una afici?n a com
prar libros tan universalmente introducida, pasase en infinitos
aficionados, a ser afici?n casi viciosa, o a pecar en algo de man?a,
que es la enfermedad que con nombre de biblioman?a o biblo
man?a, se ha atribuido a algunos literatos".
Se?ala que esto a su vez tiene un beneficioso efecto sobre las
posibilidades de imprimir y poner a disposici?n del p?blico obras
importantes. As? a?ade: "Sobre este fundamento pudieron fabri
car los libreros e impresores de aquellas pa?ses, tan excesivos
caudales como poseen, y halagados de ganancias tan infalibles,