BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 149
Siguiendo las palabras legere et meditari del Santo de Nursia
fundador de la Orden a la que pertenec?a gust? infinidad de
textos del m?s var?o car?cter, ?vido de saber y de sabiduria, del
saber profano y de la sacra p?gina, que todo serv?a de pasto para
su alma y su entendimiento. As? sobre ello elevaba su mente y su
esp?ritu al buen Dios, como coincidiendo con el medieval monje
cisterciense Arnould de Boheris para quien "en la misma lectu
ra se hallar?n medios para la plegaria y la contemplaci?n".
Oyendo en manuscritos e impresos "la voz de las p?ginas",
como contemplando el gran libro de la naturaleza, se acercaba a
Dios.
Con la atenta lectura combinaba el ejercicio de la pluma mo
vida por la inspiraci?n secundada por caudaloso saber. No sim
plemente recibir. Pudiera suscribir estas palabras de S?neca: "Ni
debemos exclusivamente escribir ni leer exclusivamente, porque
la primera cosa enervar? y agotar? las fuerzas (hablo de la com
posici?n), y la otra las disolver? y diluir?. Hay que pasar de un
ejercicio al otro y hay que atemperar el uno con el otro a fin de
que la pluma organice en cuerpo y unidad todo cuanto fue aca
rreado por la lectura" 2. Para derramarse hay que llenarse, pero
no s?lo de lectura y saber directo en la vida, sino tambi?n y sobre
todo de inspiraci?n y fantas?a que permiten la creaci?n m
telectual.
Y la dedicaci?n vehemente y pertinaz al estudio, a la lectura
y a la meditaci?n es poderos?simo auxiliar de la virtud en el
estado monacal. Ya Horacio, hablando para todos, pudo decir
con verdad en bien cincelados versos: "Si antes del d?a no ma
drugas y pides luz y libro, y si no ocupas tu pensamiento en
estudios y cosas honestas, en tus vigilias ser?s atormentado por
la envidia o el amor" (Esp?st. lib. I, ep. 2). Y Ricardo de Bury, el
digno obispo de Durham y Canciller de Inglatera en el siglo XIV,
afanos?simo bibli?filo, afirmaba que la sabidur?a "a manera de
roc?o celestial apaga el fuego de los vicios de la carne y permite
que las virtudes del alma aviven la acci?n de las naturales, ahu
yentando la ociosidad con lo que los argugemento's de Cupido
pierden su fuerza". Es aproximadamente lo que Ovidio expres?
en estas palabras: Abeunt studia in mores.
Viv?a el monje Sarmiento en el recogimiento de su celda,
8 Cartas a Lucilio, lib. XI, carta LXXXTV.