? Bolet?n de la Real Academia Gallega 83
su existencia, est?n desde luego a la vista y es f?cil, por todo extremo,
precisarlos.
Hay en el fondo` del alma gallega algo de so?adora melancol?a, de
vaga tristeza, t de ing?nita ternura, y ese algo, eco vagaroso quiz?, de
perdidas bienandanzas, dejo amargo, tal vez, de tradicionales e insisten
tes decepciones, = es la caracter?stica de la contextura espiritual de ` la
raza, la cual contextura debe proyectarse en los amplios y hermosos
dominios de la literatura, de la poes?a y del arte.
Todo conspira en Galicia a la existencia de esas vagas y geniales
tristezas, desde la naturaleza peculiar de su suelo, hasta el car?cter
pacifico, afable y. bondadoso de sus moradores. La naturaleza del pa?s
con los vagos rumores de sus bosques, con el doliente quejido de sus
mares, con el murmurio adormecedor de sus arroyos, con la indecisa luz
de sus crep?sculos, invita a la compenetraci?n del esp?ritu con todo lo
que solicita su contemplaci?n, a ensue?os arrobadores que, fantaseados
por la imaginaci?n, embelesan el sentido; y sabido es que, cuando dulces
?xtasis y conmovedores transportes embargan el alma, la melancol?a y
la tristeza atisban y est?n en acecho, ?vidas de penetrar en su misterioso
santuario.
? Si nos fijamos en el car?cter de la poblaci?n gallega, esta predis
posici?n a la trist?za? resultar? m?s acentuada todav?a.
Apegado el gallego al hogar donde rod? su cuna mecida por la
adorada mano de una madre amorosa, al terru?o que cultiva, en el 'cual
cree ver impresa la huella de sus progenitores, al ?rbol que plant? y que
le procura grata sombra en las horas de descanso, a la tradicional
ermita que despierta en su alma creyente la devoci?n del romero, y a
todo lo que le rodea, ya more en el angosto valle, ya en la riente cam
pi?a, ya en la abrupta monta?a, s?lo procura satisfacci?n a sus ansias el
solariego hogar de sus mayores, donde vi? la luz primera y fuera del
cual le invaden y asedian las negruras de la nostalgia.
Las circunstancias que acabamos de apuntar, coadyuvan a que esas
tristezas perduren en el car?cter del pueblo gallego, las cuales, por lo
dem?s, tienen ra?ces m?s hondas y se originan en causas muy distintas.
Ese car?cter so?ador, melanc?lico y sentimental, lo hered? el
pueblo gallego de una raza cuyo entronque hay que ir a buscar, re
montando las corrientes del r?o de la vida, 'en el frondoso ?rbol ariano,
ra?z de una ilustre descendencia, cuya sangre llevamos los europeos en
nuestras venas, pues de los arios provenimos y a los arios debemos la
noci?n de la justicia, el sentimiento de la libertad, la revelaci?n de la
belleza y los g?rmenes de la civilizaci?n, con la caal se enorgullecen