I40 BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA
cuatro mil infantes, y las gentes del caudillo franc?s eran hasta tres
cientos hombres de armas' y seiscientos caballos, ligeros, entre ellos
cien ballesteros, y adem?s mil quinientos soldados y m?s de tres
mil villanos.
Despu?s de varias escaramuzas, di?se al fin la batalla en los
mismos campos de Seminara el 21 de Abril del a?o 1503.
?Les unos y los otros ?escribe Zurita? anduvieron la mitad
del campo ordenando sus escuadrones, y en aquel llano, bien orde
nadas las batallas de cada parte, buscaban la ventaja de tomar el
sol, y deliber? D. Fernando de Andrade con los otros capitanes que
pasasen los nuestros primero el r?o y que su gente de caballo y de
, pie se hiciese una batalla, porque todos juntamente rompiesen con
los enemigos. Al tiempo que pasaban el r?o, antoj?se a los france
ses que los nuestros se recog?an y que el mudarse arriba era des
viarse de ellos para ponerse en huida, y arremetieron primero fu
riosamente junt?ndose con la artiller?a puesta delante, y dispar?
antes que la nuestra, aunque ning?n da?o hizo, ni perdieron los
nuestros la ordenanza en que iban. En esto se se?alaron valeros?
simamente D. Hugo y D. Juan de. Cardona, su hermano, y fu?
muy loado su esfuerzo y gran uso en las cosas de la guerra. Iba
a la mano izquierda nuestra infanter?a, y junto con ella la gente
de caballo de las compa??as de Puertocarrero y de D. Garc?a. de
Ayala y la de D. Fernando de Andrade, con Gonzalo de Avalas,
y en medio la compa??a del adelantado de Granada, y luego An
tonio de Leiva y Alvarado, y m?s a la mano derecha todos los gi
netes; y en rompiendo, entraron tan bien y tan pronto, que en
muy breve espacio casi no qued? hombre de los enemigos a caba
llo, y no os? entrar en los nuestros la segunda batalla, que si pa
sara recibieran gran da?o los ginetes, porque romp?an en ellos y
los ten?an ce?idos. Pero por el gran valor y esfuerzo con que los
acometieron, fueron muy en breve desbaratados y rompidos, y si
guieron al alcance hasta entrarlos por las puertas de Joya; y per
dieron en ?l m?s de ochocientos de a caballo, sin ning?n da?o de
los capitanes y gente espa?ola. De los nuestros no murieron en la
batalla sino dos hombres de armas' y un soldado de artiller?a, y
muri? gran parte de la infanter?a de los contrarios al alcance, la
cual se separ? en un bosque a las espaldas de nuestra gente, porque
al tiempo en que se rompi? la batalla no se hallaron sino caba
lleros con caballeros, y en el n?mero era muy poca la ventaja. ?
?Aquella misma noche ?refiere Zurita m?s adelante? se pu