?
BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 245
de todo el fuerte; pues, as? tom? 'el ?guila se aventaja y do
mina a las dem?s aves, as? aquella torre se aventaja y domi
na a las otras torres del Castillo. ?Sabio consejo por cierto!
Aquella torre defender?, en caso necesario, a las dem?s torres,
a todo el castillo, ni temer? las acometidas de los sarracenos
ni de otras gentes, y si alguna vez el Arzobispo de Santiago o
sus can?nigos fueren al renombrado Castillo, o si impulsados
por sus enemigos (lo que Dios no permita), huyeren de su
ciudad, conmorando en aquella torre como se?ores y posee
dones "del fundo, presidir?n y dominar?n en todo el Castillo
(Cap. XXIV, Lib. II; P. Fl?rez, 3067).
II. SU SENTIDO CLASICISTA
Tal vez el aspecto m?s sugestivo que nos ofrece la Com
postelana sea el que se refiere a su clasicismo. Varios auto
res, los pocos que se han ocupado de ella, coinciden en cali
ficarla como la obra maestra de la historiograf?a hispano
cristiana de la Alta Edad Media. Quien haya tenido la fortuna.
de pasarse largas horas de lectura y anotaci?n sobre los la
tines de Munio Alonso, Hugo y Giraldo, habr? podido percar
tarse de que la Compostelana es, sin disputa, el primer libro
hist?rico espa?ol escrito con grandes pretensiones literarias.
En el ambiente cultural de la Compostela de Gelm?rez
?que la Cr?nica refleja con toda brillantez nace la Com
postelana para dejar perenne constancia de ?cuantos hom
bres y posesiones, ornamentos y dignidades adquiri? el dicho
Arzobispo para su Iglesia, y tambi?n cuantas persecuciones
y peligros tuvo que soportar de las tir?nicas potestades para
? defenderla?.
No intentamos renovar aqu? la acometida del P. Masdeu
contra la Historia Compostelana, impugnaci?n que mereci?
una especial ' respuesta de L?pez Ferreiro, ya que, por otra
parte, en nada afecta a su enorme valor literario; aunque s?
} querernos traerla a cuento para recordar que tal vez se deba
a esa innegable influencia transpirenaica que late a lo largo
de todas sus p?ginas ?influencia que lleg? a tacharse de anti
patriotismo esta faceta tan interesante de nuestra Historia.
Tampoco pretendemos ofrecer aqu? las l?neas generales de la
3