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BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 243
los Pirineos y junto al mar, aludiendo de paso ala lengua
vasca al igual que en alguna ocasi?n, seg?n veremos ahora
sobre el afloramiento de los romances. Dice as? en el Cap?
tulo XX del Lib. II : ?En aquellos montes y lugares intransita
bles habitan hombres feroces, de lengua desconocida (2), dis
puestos para cualquier crimen. Ni es de extra?ar que en luga
res asp?rimos e incultos. se den hombres fieros y desenfrena
dos; que aquella senda intransitable no mostraba otro camino
que por pe?ascales, jarrales y parajes desiertos. Fuera de que
el mar hab?a extendido por all? sus brazos para dividir las
provincias, y se hab?a formado all? un gran caos para los que
caminan por aquellos parajes. Pero, a pesar de todo, el Obis
po de Oporto, sin temer la aspereza de los lugares, ni la atro
cidad de los hombres, ni la hinchada ferocidad de los brazos ?
del Oc?ano, tendidos en derredor, confiado siempre en el
favor del Ap?stol Santiago, por extraviados montes, valles y
mares lleg? hasta Carri?n? (Lib. II, Cap. XX; P. Fl?rez,
p. 299) .
Veamos el animado y dram?tico relato de 'un combate na
val de las naves de los irienses contra los sarracenos, que
puede parangonarse ciertamente con la m?s ?gil y lograda re
ferencia literaria : ?Los irienses, una vez dispuestas las na
ves, .l?nzanse a alta mar y buscan por todas partes en derre
dor de las islas las naves de los ismiaelitas. As? que dieron con
ellas m?s ac? del castillo de Puente de San Payo (pues hab?ani
atracado ? tierra y ocup?banse en transportar a las naves las
cosas que les eran necesarias), ocuparon vigilantes las entra
das de la r?a, para que no se les escapasen de noche, pues iba
avanzado el crep?sculo de la tarde. Hecho de ma?ana, los
irienses, un?nimemente inflamados y preparados para el com
bate, p?nense en orden.de batalla y acometen a las naves de
los sarracenos. Estos, al verlos venir de lejos con velocidad
continua, aprietan los remos, corren a las armas y, nada re
molonen,A, prep?ranse para la lucha. Pero los irienses, como
agresores, atacan con m?s audacia a los agarenos, y en un po
deroso ?mpetu yeren con audacia a los agarenos con los es
polonesf?rreos de sus naves, dejando las de los gentiles mal
(2) Cfr. infra, nota III.
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