ti BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA. GALLEGA 24I
poeta, en un verso, con una indicaci?n sumar?sima, compen
diosa, nos hace columbrar un paisaje. Pero Como en la llanu
ra castellana mon?tona y calcinada tiene un valor extraordi
nario, una vida profunda, unos chopos, unos olmos, o unos
alisos que la vista divisa en la extensi?n inmensa, as? en la
llanura del. Poema del Cid sacando estos paisajes de su lugar
apropiado pierden su transcendencia; preciso es que para
gustarlos en todo su valor, irlos repasando a lo largo de los
bruscos versos? (1).
Pero a la verdad que ni estas palabras, admirables de in
tuici?n, de tan fino catador de nuestros cl?sicos ni el estudio
que a ?las descripciones de; las leyendas cidianas (Bulletin
hispanique, 1933, 522) consagr? Guillermo D?azPlaja, de
mostraron una consciente visi?n del paisaje en la obra del
juglar de Medinaceli.
No echando en olvido esta referencia que establecemos
entre ambas obras literarias tal vez determinados en nues
tro prop?sito por la coincidencia dula conmemoraci?n .cente
naria? podremos comprender la enorme superioridad en
este aspecto, se entiende? de la cr?nica gelmiriana. Bajo mi
direcci?n los alumnos del Instituto pontevedr?s trazaron una
carta geogr?fica de la Galicia de tiempos de Gelm?rez siguien
do fielmente el nomencl?tor topon?mico que figura en la Cr?
nica. Intencionadamente hemos prescindido de los nombres
de lugar de fuera de la antigua Galicia hist?rica que se citan
en la Cr?nica. Sobre esta cantidad inmensa de localidades
consignadas podemos formular, inicialmente, los primeros co
mentarios. En primer t?rmino la abundancia de citas en loca
lidades pr?ximas al mar, lo cual nos ^demu'estra, una vez m?s,
el ansia de mar en el ?nimo de este genial creador de la ma
rina nacional. En la Compostelana encontramos no s?lo re
ferencias o alusiones breves y r?pidas al paisaje, tales corno
cuando leemos que la reina Do?a Urraca ?emprendi? el ca
l., mino por los ?speros y pedregosos montes de Asturias, pas?
por Oviedo y habiendo llegado a Lugo...? (Cap. LXIX, Lib. I),
o que los gallegos ven aparecer a Alfonso I el Batallador con
grand?sima turba de soldados por entre los arbustos de los
(1) El paisaje en la poes?a. En ?Cl?sicos modernos?, p. 100?