io Dolelln de la Real ylcademia Gallega
ca, pero igual a ?l en todo; al final del tomo, con algunos folios
de menos, se hallan las preces que en la antigua liturgia se canta
ban despu?s de Landes por Semana Santa. ?Estas preces aparecen
en los c?dices toledanos que siguieron inmediatamente despu?s de
la supresi?n del antiguo rito hispano en nuestras iglesias... De
estas preces, que tanto abundan en el rito romano, y, sobre todo, en
el moz?rabe, al fin de los divinos Oficios, habla ya San Benito re
petidas veces en su Regla...), (1). Al conservar estas preccs tan
abundantes en el rito moz?rabe, ?no pudieron tambi?n retener el
canto de las Lamentaciones, la Ang?lica y las Pasiones que en To
ledo se usaban, distintas en absoluto del canto romano,. y muy su
perior a ?l ?a mi juicio? en expresi?n y valor art?stico? Quede
la sol?ci?n de este problema para los maestros en esta clase de ?n
vestigaciones, yo me limito a exponer los anteriores datos.
Por lo que va dicho puede formarse una idea de la obscuridad
en que, por hoy, se hallan envueltas las melod?as moz?rabes y, por
lo tanto, el canto en el culto de nuestra primitiva catedr.al, pues,
de seguro, usar?an el moz?rabe, hemos de suponer que bien ejecu
tado, puesto que en aquella ?poca aun se conservaban sin haber
deca?do del todo, la buena tradici?n del canto eclesi?stico, con la
exhuberancia de sus melismas en la melod?a, y con la fluidez d~e
un desenvolvimiento en el ritmo libre.
Rigiendo la Sede Iriense el Obispo Sisnando y reinando Don
Alfonso III, en vista de la creciente devoci?n que atra?a at sepulcro
del Santo Ap?stol innumerables peregrinos, comenz?se la edifica
ci?n de una iglesia m?s capaz y m?s suntuosa para sustituir a la
primeramente constru?da, pobre y mezquina. A la consagraci?n de
esta nueva iglesia, verificada el d?a 6 de Mayo del ado 899, concu
rrieron el Rey, la Reina D. Jimena, los Pr?ncipes, numerosos
Obispos, condes y grandes del reino. De seguro que en tan solem
n?sima fiesta no dejar?an de o?rse las trompetas del real cortejo, y'
acaso las citaras, t?mpanos y otros instrumentos, pero ?en el re
cinto del templo? El uso de la m?sica exclusivamente instrumen
tal no fu? admitido hasta m?s tarde sin? en las fiestas o regocijos
populares que, de seguro, se celebrar?an con esta ocasi?n; mas
? tambi?n pudieron acompaflar el canto en la iglesia, aunque esto es
muy dudoso.
(1) P. GERMAN PRADO. M?sica sacrohispana. Febrero, 1923.