6 Dolettn de la Real Academia 6allega
na, examinando la gesti?n y las composiciones de los Maestros que,
por su merito, se distinguieron de un modo especial en cada ?p?ca.
Asunto por dem?s interesante para el arte musicalreligioso
de nuestra tierra, porque no cabe dudar que la Catedral compos
telana fu? en la Edad Media, y aun sigui? siendo en la moderna,
por mucho tiempo, el centro de la cultura de toda la regi?n galle
ga. Desde el momento en que al lugar de Arca Marm?rica se tras
lad? la silla episcopal de Iria Flavia, los venerables prelados que
rigieron la nueva C?tedra Apost?lica no perdonaron sacrificio, ni
omitieron medio alguno para engrandecer y dar singular relieve a
la iglesia que se les hab?a encomendado; procurando con todo
empeflo la ilustraci?n de su Cabildo y de su clero, para lo cual en
viaban a los centros literarios m?s famosos a los individuos que,
por sus aptitudes, pod?an distinguirse en los estudios, favoreci?ndo
les con leyes y especiales regal?as mientras duraban sus cient?ficas
tareas; . y contribuyendo, con no menor af?n, al desarrollo de las
artes que proteg?an de la manera m?s pr?ctica y eficaz, esto es,
con la construcci?n de edificios importantes, no s?lo en la ciudad,
sin? en los pueblos y aldeas que de la iglesia depend?an. Estos es
fuerzos de los Obispos y del Cabildo eran alentados m?s y m?s por
las continuas peregrinaciones que, de todos los pueblos de Europa
comenzaron a venir a Compostela, y fueron ?stas tantas y tan co
piosas, que pudo ilegar a decirse con verdad, que en Compostela
se hablaban todas las lenguas, y que por su plaza del Para?so tran
sitaban gentes de todas las naciones. Esta constante comunicaci?n
entre individuos de tan distintos pueblos y regiones, este comercio
de impresiones, ideas y sentimientos que, con el trato continuo se
afinan y desarrollan, contrastado por los numerosos hombres de
ciencia que llegaron a reunirse en el Cabildocatedral, fueron las
causas que determinaron el gran movimiento literario que en los
siglos xn y xiu hizo surgir numerosos poetas, trovadores y pole
mistas de justa fama y renombre, ?muchos de ellos cl?rigos del
coro y pajes de los can?nigos?, y lograron hater de Compostela
el verdadero centro de la cultura patria. No era posible, pries, que
en este gran movimiento literario y artistico quedase postergada la
m?s Lelia de las artes, pues a la inspiraci?n de tantos poetas ne
cesariamente habian de responder las melod?as de los m?sicos; y
a las plegarias y oraciones de los peregrinos, los himnos, salmodias
y farsas de los cantores del Santuario. As? sucedi?, como iremos
viendo en el discurso de este trabajo.