238 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Pues bien: de los 135 maestros' all?'`ciasificados `ocupa La
Iglesia el d?cimotercio lugar, regentando, ?'con t?tulo Supe
rior, la Escuela de la Sinagoga en ?La Coru?a y con veintis?is
a?os y once d?as de servicio. Esto nos indica a?os legales de
ense?anza, porque a esa suma debe a?adirse adem?s la mi
tad del tiempo dedicado a la ense?anza privada y el em
pleado en la gratuita de adultos ` (con seis meses al a?o como
m?ximo), y el servicio interinamente`en escuelas p?blicas.
Por este a?o y debido quiz? al mucho trabajo, ten?a en
su Escuela un ayudante llamado D. Manuel del R?o y L?pez.
Y a juzgar por el' curso de 1889 ? 1890,' ~es ' decir, cua?do''era
sexagenario, y bas?ndose en otros apuntes suyos, el 't?rmino
medi? de asistencia a su escuela era de noventa y seis alum
nos. Aparte de la satisfacci?n ' que 'lleva consigo elr' deber'
cumplido, alguna que otra vez vinieron ? buscarle 'en 'su re
tiro los honores oficiales, y as? en Noviembre del 1886' la
Junta Provincial de Instrucci?n P?blica" de La Coru?a, le
nombr? para el Tribunal de Opositores ? a Escuelas. `
A su muerte, la viuda hizo donaci?n a la, escuela de ,la
Puerta de Aires de la Biblioteca profesional de su ;marido,
compuesta de unos 500 vol?menes. Regal? tambi?n varios
efectos de ense?anza y una,,curiosa colecci?n de minerales y;
conchas. Entreg? adem?s al Alcalde la biblioteca popular,
que su difunto esposo reg?a, etc., etc.,
Al margen ' de la escuela, pero ' como labor complemen,
taria, La Iglesia fomentaba en sus ni?os la dulce doctrina'
de la caridad, y fund? con ellos las conferencias de S. Vicente!
de Paul, para los ni?os pobres; asimismo inici? la Salve can
tada`en com?n, a la salida de las clases, con letra y m?sica'
sencill?simas, debidas ambas a su inspiraci?n.
?Salve, Reina y , Se?ora
,ampara al d?bil ni?o
que busca tu cari?o
tu maternal amor.
Y cuando llegue el d?a
que parta de este suelo
rec?belo en el Cielo
al lado del Se?or.?
Por ser un documento interesante en la vida del buen
poeta, aduzco ?ntegra la siguiente carta del Excmo. Sr. Arzo