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junto con las cadencias a que obliga el pie forzado del Canto que
sirve de tema, ilevan en s? cierta encantadora vaguedad que del
todo espiritualiza aquellas armon?as, sin que haya manera de que,
aun despojadas del texto, puedan despertar en el que las oye sen
timientos que no scan para levantar el coraz?n a Dios y orar fer
vorosamente ? ?sta .s? que es m?sica religiasa! ?; pero, a pesar
de estas ventajas, aun puede hacer mucho la inspiraci?n del maes
tro, penetr?ndose del esp?ritu del texto y combinando elementos tan
aptos para lograr el fin que en la composici?n se propuso, y esto
lo consigui? Ord??ez en estas sus obras, aun no siendo de lals de
m?s empe?o para un m?sico.
Acaso podr?a atribu?rsele alguna otra composici?n de las con
tenidas en este libro a que aludimos, pero no puede afirmarse nada
en concreto, ni aun acudiendo a la piedra de toque del estilo, por
que en el que est?n trabajadas sus obras conocidas es f?cil hailar
semejanzas aun entre varios autores.
Durante el magisterio de Ord??ez se recibieron varios tiples
y un contralto, e hizo el Cabildo la supresi?n de una canong?a para,
con su renta, pagar capellanes y cantores; esto indica las mejoras
que se iban haciendo en la capilla de m?sica, debidas, sin duda,
al celo y pericia del maestro que, de segura, ser?a el que los pro
curase.
En 1536 dej? de ser maestro Ord??ez, acaso por ir a desempe
?ar el cargo ,a otra Catedral, sin que sepamos'las causas que deter
minaron su marcha de la de Santiago; la cierto es que en 17 de
Julio del mismo a?o ?se hizo concierto con Francisco Logro?o,
maestro de Capilla? . Si bien no tenemos datos seguros para juz
gar come compositor a este maestro, no faltan indicios muy pro
babies para poderle asignar algunas obras notables, come luego
veremos. Por de pronto podemos juzgarle como h?bil organizador
y hombre de iniciativa, dado el incremento que en su tiempo tom?
la Capitla de m?lica, y las facilidades que, para desarrollar sus
planes, le di? el Cabildo, aun a costa de tener que veneer la ru,da
oposici?n do alguno de sus miembros para lograr la innovaei?n
que se pretend?a llevar a cabo.
En efecto, a los dos a?os de encargarse de la direcci?n de la
capilla, trat? de reforzar el coro de voces con los instrumei tos que
en aquella ?poca se usaban para, el caso.
En Cabildo de 27 de Febrero de 1539 se admitieron cuatro
ministriles: Gonzalo Monz?n, sacabuche contrabajo; Pedro Gon