D?l?l?n de la R?allcadernia Gallega 215
?Ya se acerca la hora! Ya el bronce estalla;
ya comienza la ruda final batalla;
ya en guerrilla despliegan los batallones
al clamor estridente de la corneta;
y marchan al galope los escuadrones
del monte por la abrupta pendiente esc?et?:
Cataratas de sangre precipitadas
ruedan de los oteros a las ca?adas,
y desde las ca?adas a los oteros
densos vapores rojos trepan ligeros.
?C?mo un antro la tierra se abre sombr?a,
como una forja el cielo rayos desata,
Mere como una espada la luz del dia,
el aire como fuego calcina y mata!
Llega la cat?strofe objeto de la santa ira de Curros. Cuando Vilinch
reuse a sus hijos a fin de que rueguen por los, que quedan, pues ya
Dios tendr? misericordia de los que mueren,
ronco, del negro fuerte
cantando por los aires himnos de muerte,
un proyectil avanza que hunde la choza
, y al m?sero poeta hiere y destroza.
La tr?gica muerte del vate vascongado hace fulminar a Curros esta
rotunda imprecaci?n con que pone t?rmino a su magn?fico canto
?Guerra civil funesta! ?Deidad imp?a,
a cuyo espectro aun tiembla la patria m?a!
?Castigo de los hombres y las ideas,
pues no respetas nada, maldita seas!
T? de Vilinch las quejas has desoido
en quo de t? imploraba paz y concordia;
?Ya quo del pobre vate no la has tenido,
nadie to tenga nunca misericordia!
* *
De ?ndole muy distinta aunque de tan subidos quilates como La
canci?n de Vilinch, es la K?sida ?rabe, que parece arrancada a la guzla de
un poeta oriental. No creo posible hayan sonado jams en o?dos de mujer
estrofas m?s ricas de color y armonia, mis impregnadas de embriagado
ras esencias, que las que forman esa delicadisima joya del tesoro po?tico
de Curros. ?Cu?l coraz?n femenino, no estando completamente cerrado
?