Doletin=de la Real .5c?demia""??liega 213
coraz?n y en la memoria las mujeres que los hombres, los mozos que los
ancianos, los refinados y cultos que los primitivos.
Al oir los cantares de Rosal?a?dice en una de sus m?s vibrantes
composiciones el maestro de periodistas y tambi?n alt?simo poeta, Alfredo
Vicenti?aquellos cantares
clue anunciaban el alba con f? viva,
una tribu sin rumbo de juglares
se detuvo de pronto pensativa.
Los ecos' familiares
de aquella melanc?lica cadencia,
einanada tal vez de lo infin?to,
hallaron para entrar en la conciencia
una brecha profunda,
y vibraron en ella como el grito
de una voz conocida y moribunda.
Asi tambi?n al escuchar los ecos de la lira de Curros, todos los co
razones gallegos se extremecieron de entusiasmo y asociaron sus voces a
la del poeta, y pudieron creer, como ?l dec?a, que la albo'ada habia sido
hecha por el mismo Dios
cando ceib?u os soles polos ceos;
y que es el himno que entonan los astros al girar sobre sus ejes,
e clue ha de un dia, redimido e libre,
ser o Te Deum trunfal d`o humano x?nero.
La gran popularidad alcanzada por los versos gallegos de Curros,
hizo tal vez no fuesen advertidos en el grado en que merec?an serlo, otros
aspectos de la personalidad literaria de aqu?l. Como periodista, merece
ciertamente nuestro poeta un estudio detenido, donde se aprecien y exal
ten las brillantes cualidades que aport? a ese combate diario de la pluma,
que tantas energias espirituales y f?sic?s cons ume y en el cual gast?
Curros su vida entera.
Tambi?n merece Curros se aquilaten sus m?ritos como novelista,
como cr?tico, como autor dram?tico, pues ninguna manifestaci?n de su
actividad literaria puede sernos indiferente. Nuestra curiosidad y admi
raci?n excitadas en presencia de las cumbres ingentes que el nmundo del
esp?ritu o el de la naturaleza ofrecen, s?lo quedan satisfechas cuando
logran escalar la cima del gigante, reconocerlo en toda su extensi?n, es