$olel?n de la Real jtcademia 6allega 2zi
?Dios os pague la buena obra y derrame sobre esta hidalga ciudad
toda suerte de bendiciones y encam?nela con vigoroso empuje por sendas
de luz que la conduzcan a un porvenir tan pr?spero, feliz y glorioso cual
ella merece, y cual para ella so?amos, vosotros sus hijos, y nosotros sus
apasionados y admiradores!
Colme el Cielo tambi?n de venturas a la' prestigiosa Reuni?n de
Artesanos, de tan envidiable renombre, y cuyos destinos parecen indiso
lublemente enlazados con los de la ciudad herculina. A su amable invi
taci?n debo ocupar este honroso puesto. Gracias por ello, se?ores .y
amigos mios; una y mil veces gracias...
Y continuad custodiando con el mismo efusivo amor y entusiasta
solicitud que hasta aqui, el culto a la metimoria de Curros Enriquez y de
cuantos ban contribuido a enaltecer a la patria. Cifra ?sta su orgullo en
recordar los nombres de sus hijos ilustres; miralos como columnas de su
gloria, esmaltes de su corona, luminares de su cielo. Y tiene para todos,
sin distinci?n ni parcialidad alguna, maternales cari?os, piadosas ofren
das, admirativos homenajes.
Sea tambi?n nuestro culto a los muertos preclaros, de esa generosa
amplitud. Hartos rencores nos separan en la vida; demasiadas veces no
bles o mezquinas pasiones nos arrojan a enconadas luchas, y encienden
la ira en nuestro pecho, y ponen quiz? en nuestras manos, instrumen
tos de destrucci?n y venganza, para que tratemos'de llevar a la pacifica
regi?n de los sepulcros nuestros odios, y establecer alli banderias y divi
siones. 1No, se?ores, no! Cuantos recibieron el beso de la Inevitable,
deben convertirse para nosotros en seres sagrados y recibir por igual la
ofrenda de piedad; de respeto, y en su caso de admiraci?n, que s?lo pue
den negarles quienes abominen de la comunidad espiritual que une a los
hombres de todas las razas y de todos los tiempos!
lie dicho.
SALVADOR CABEZA LE?N,
Catedr?tico de Derecho, Acad?mico de N?mero
de la Real Academia Gallega.