142. BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
casal o casar; distingue entro la ?civitas?, conjunto de ciudadanos, y la'
?urbs?, conjunto de edificios.
Hace proceder la palabra latina vicus de la griega o?xoq, siendo as?
que a nuestro .'parecer ?sta no es m?s que una isoglosa de aqu?lla, como
lo son:: vic y vec?h 'en s?nscrito, veihs en g?tico, vesz en lituano y visi
en antiguoeslavo, derivadas todas de un tema com?n indoeuropeo; vicus,
da oigo en gallego, y con un sufijo, vila, qule ya en la alta Edad Media
pierde. el . significado romano de finca de recreo o casa de campo, to
mando el de peque?o poblado rural.
Estudia las palabras ?lugar? y ?aldea? ?de significaci?n bastante
imprecisa as? como tambi?n la de villar, que el . autor considera como un
diminutivo de villa y donde nosotros vemos un colectivo en su primitivo
y etimol?gico sentido (casa de campo, de labor), lo cual nos lo comprueba
su mismo diminutivo gallego,, Vilarello (peque?a agrupaci?n de casos . de
labor), y el mismo sufijo empleado en la palabra ?casar?.
Las palabras aldea, alfoz, arrabal, barrio son ?rabes y,: por tanto, de
introducci?n tard?a. Burgo viene del lat?n burgas (torre, alc?zar) relacio
nada con el germ?nico burg y el griego Ira po?
Pasa luego a exponer la ?nomenclatura topon?mica?, no aspirando a
que sea un cat?logo completo, sin embargo nombra aproximadamente doce
mil localidades, de las cuales s?lo cuatro mil tienen nombre rigurosa
mente propio, yes decir, usado ? una sola vez. Apunta que se carece de es
tudios serios en materia de toponimia, tan apta para las m?s ingeniosas
y ,falaces interpretaciones. Las voces topon?micas tienen una gran vitall
dad sem?ntica, de ah? su gran importancia para la filolog?a y la histo
ria; . en efecto, los nombres de Mosteiro, Castelo, Hospital, Hermida, Fe
rrer?a y otros hablan por s? mismos, aludiendo a cosas que en muchos
casos han dejado de existir hace mucho tiempo. ?llal o cual lugarejo in
significante bajo el punto de vista demogr?fico puede, no obstante, lle
var un nombre de excepcional inter?s bajo otros conceptos. Por esto con
viene que el caudal topon?mico sea revisado en el Nomencl?tor oficial
para desterrar castellanismos, p. e., . Molino por Moi?o, Otero por Outei
ro, e h?bridos minotauricos como Carballino por Carballi?o, P'iedrafi
ta?, etc.
La graf?a topon?mica deja mucho que desear por falta de fijaci?n es
crita, por la costumbre c?moda de castellanizar los nombres y por igno
rancia de la procedencia etimol?gica. El. autor, en cuanto estuvo a su al
canee, someti? a revisi?n y rectific? muchos errores, labor que le honra
y que los amantes de lo ?enxebre? del pa?s y las futuras generaciones de
cient?fica ,inquietud espiritual sabr?n apreciar.
Sentimos que respecto a la graf?a del sonido palatal fricativo sordo
de la ge, gi gallegas ano est? conforme con las reglas; correspondientes, tan
debatidas como al fin debidamente sopesadas por los ilustres fil?logos`
Antonio Coueelro Preijomil y Abelardo Moralejo Laso (1), los cuales
opinan que se debe escribir con x. Tampoco comprendemos por qu? en los
(1) Ortograf?a gallega. Bases para su unificaci?n. Orense, Imp. Pap. Relieves ?La
Popular?, 1929.
?