BOLET?N DE LA ACADEMIA ?rALLEG?.
a constituir un estudio completo de toda la firme y robusta trabaz?n
de nuestro pasado legendario y de nuestro pasado hist?rico, de nues
tras ansias raciales que ahora parecen pr?ximas a inmediata reali
dad, y de nuestros futuros y pr?speros destinos, ?n los que ?l ten?a
fe ciega, porque sab?a bien que la perseverancia es la verdadera vir
tud de los pueblos de ranIcio abolengo como el nuestro, digno de
figurar por derecho propio en los vastos dominios de la pura especu
laci?n para gobernarse a s? mismo. Y en esta cruzada de redenci?n
de Galicia y de los gallegos, lo primero que hizo fu? hacernos com
prender lo que fuimos, lo que somos y lo que debemos ser, para que
aprendi?semos a conocernos y lleg?semos a persuadirnos de nuestra
alcurnia de pueblo que est? siempre abierto a todas las inquietudes
y a todos los amplios horizontes del porvenir.
De su labor reconstructora y reeducadora quedaron huellas tan
hondas y transcendentales, que ya no podr?n borrarse jam?s. Los,
surcos que ?l abri? y sembr? con la semilla fecunda de sus ideas lu
minosas son los que nos iluminaron a todos, y ser?n a?n los que
gu?en a las generaciones venideras en las rutas gloriosas de recon
quista que haya que emprender.
Puede decirse en verdad que ?l fu? el primer explorador de nues
tros campos etnol?gicos, y aun casi el primero que se adentr? con
paso firme por las enmara?adas y laber?nticas sendas de nuestros
abor?genes: los tiempos prehist?ricos, los habitantes de las cavernas,
las poblaciones lacustres, los dioses ind?genas, los mitos solares, las
reminiscencias c?lticas, los monumentos megal?ticos, las creencias
populares, las pr?cticas supersticiosas, los cultos dru?dicos, la mito
log?a popular en sus m?ltiples ramificaciones, con sus seres sobre
naturales, entre los que figuran los esp?ritus de la casa, los de los
aires, los de la tierra, los de las aguas, los de los antros, los del
campo y los de los bosques; el culto de la Naturaleza, el del fuego,
el del agua, el de los astros y el de los muertos, y todo cuanto de
nuestros antepasados nos qued?, adem?s, en el folklore, con sus cuen
tos, sus leyendas y sus tradiciones orales, sus, ceremonias consuetu
dinarias, sus ritos, sus costumbres, sus supersticiones, su m?sica,
sus juegos y sus c?ntigas populares; todas esas manifestaciones que
forman las caracter?sticas peculiares y privativas de un pueblo y quo
las edades pret?ritas han dejado en nuestro suelo a trav?s de los arios