,i
1
BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 15
I
' la, IX, 1.a parte, f. 277 r. y v.). La memoria ha confundido la
hip?tesis con la realidad.
Tampoco puede contemplar con serenidad los diez tomos del
Vocabulario del Padre Bluteau, si bien jam?s deja de tenerlo
en cuenta. La cr?tica a sus etimolog?as suele ser frecuente y las
encuentra demasiado influidas por Covarrubias. Desde muy tem
prano es lugar com?n en sus escritos la pretensi?n de que est?
recargado de excesivas voces ex?ticas, no quiere comprender sus
aspiraciones enciclop?dicas. Sin embargo, su juicio definitivo y
sereno es el que pone en su Cat?logo de algunos Libros Curiosos
y Selectos: "es selecto y ya raro y caro. Es diccionario cr?tico uni
versal de artes y ciencias" (Semanario Erudito de A. Valladares
de Sotomayor, V, p. 148). En m?ltiples ocasiones no se recata
de alabarle, e incluso aplaude sus procedimientos de recogida de
materiales.
Simpat?as grandes tiene por el P. Pereira y su Vocabulario,
pero el Divertimento Erudito del P. Pacheco no se cansa de ala
barlo. Para ?l toda la bibliograf?a ling??stica portuguesa, incluso
la Gram?tica del P. Pereira, ha de servir de modelo para re
dactar obras semejantes en gallego, que no dispone ni siquiera
de un humilde diccionario. En esto fallaba su cordura pues ?c?
mo los portugueses podr?an tener presente en sus escritos la len
gua gallega si no ten?an ni siquiera un triste libro a que acudir?
?A qu? libro pod?a acudir Duarte Nunes para saber si tal voz se
usaba en Galicia? ?En qu? obra podr?a haber adquirido informa
ci?n el P. Bluteau para dejar al gallego en la situaci?n que
Sarmiento ped?a? Fr. Mart?n se olvida que es ?l el ?nico y acaso
el primero que tiene un regular conocimiento de su lengua
patria, y por tanto el ?nico que estaba en condiciones de poder
subsanar ese descuido.
EL "DISCURSO APOLOG?TICO" DENTRO DEL PENSAMIENTO LINGU?STI
CO DEL AUTOR.
Representa esta obra el testamento ling??stico del bene
dictino. Es su ?ltimo esfuerzo por hacerse o?r. Su mente ya
no domina ni la pluma ni las ideas. Su inveterada tendencia a
la digresi?n es aqu? m?s patente que nunca, cualquier peque?o
motivo da pie para perder el hilo del discurso, pero a?n as? no
resulta dif?cil averiguar cu?l ha sido su mensaje. Ante todo