BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 29
como sepan bien el gallego para explicar bien sus conceptos"
(n.o 140143).
Cuenta que un castellano erudito oy?ndole a ?l hablar "algu
nas expresiones puras gallegas", le dec?a que "las tales ten?an
mucho de griegas y ?ticas, enf?ticas y po?ticas" y por ah? se
desliza hacia la propensi?n de los gallegos al canto y poes?a, al
influjo de los griegos y a la tenacidad de las costumbres gallegas.
As? entra por el dominio literario: carta del Marqu?s de Santi
llana, cita del Aganipe de Far?a y Sousa, etc., etc., para ir a dar
en don Alonso el Sabio y en el problema de averiguar en d?nde
aprendi? el gallego ?l y en d?nde naci? su padre San Fernando.
? Este tema le preocup? desde el tiempo de la primera redacci?n
de las Memorias para la Historia de la Poes?a y Poetas Espa?oles
(1745) y cuando compone la Obra de Seiscientos Sesenta Pliegos,
en donde retoca muchos de los conceptos all? se?alados, en el a?o
1764, en que la est? escribiendo. De ese contexto extrajo J. M. Be
doya el fragmento correspondiente al Nacimiento y Crianza de
San Fernando (Col. D?vila, XVI, 1.a, fol. 164 v. 179 v.). Va esta
digresi?n en nuestro texto desde el n.o 150 al 160.
Recuerda luego otras creaciones en gallego: "Santo da barba
dourada", de hacia 1640, y comenta su inicio ex abrupto. Recuer
da al abad de Fruime entre los escritores contempor?neos. Ad
vierte que hay "algunos curiosos de Galicia" que "tienen reco
gidas diferentes coplas en gallego y las guardan mucho" y pide
que todo este g?nero de literatura, ya antiguo, ya moderno, se
tenga en cuenta para la preparaci?n del Onom?stico. Con ?l se
aficionar?n tambi?n los ni?os al estudio de la historia natural.
Cita los autores cl?sicos (n.o 169) en esa materia y la convenien
cia de que los ni?os los hojeen.
Confirma la utilidad de su m?todo recordando la impresi?n
que le hizo a un ni?o de La Coru?a el mostrarle en su celda el
onom?stico del P. Pomey y el Divertimento Erudito del P. Pa
checo, no par? hasta encontrarlos en una librer?a, y tanto ?l
como su padre, se aficionaron a su lectura. Esta es mucho m?s
formativa que la de los vocabularios. De paso hace alusi?n a la
Enciclopedia y dice que ya la inquisici?n se ha puesto a atajar
"las perniciosas resultas de la lectura de esa obra infame" (n.o
177). Alude a una noticia del Mercurio Hist?rico, de agosto de
1770, en que se halla una representaci?n del clero al rey de