Los VIV?PAROS Y LA PSICOLOG?A ANIMAL EN EL P. FEIJOO 47
d?n creen ver en ?l al, padre primitivo del g?nero humano,,rpor
eso no quieren comer su carne 33.` ' rt / C
Todav?a volveremos !a ocuparnos del elefante si bien inciden
talmente, en el apartado siguiente. .'ic
RINOCERONTES Y UNICORNIOS
Al tratar de los animales fabulosos nos detendremos en el
unicornio, con m?s extensi?n, ya que, aqu?,* s?lo nos servir?
para ambientar y precisar cuanto se relaciona con el rinoce
ronte.
El primer problema, naturalmente, que se plantea es saber
si existe verdaderamente este extra?o animal. Se discut?a si era
igual al unicornio o si ambos animales eran 'fruto de la imagiL.
naci?n 34 Feijoo recibi? una carta "anonyma" en la cual se le
dice que est?n en un error quienes creen que no hay rinoceron;
tes o unicornios. El que tal escribe prueba que existen porque
se trajo vivo a Bruselas en julio del presente a?o de 1743 un
rinoceronte que describe el Ayuda de C?mara como una bestia
de 4 a?os que pes? 3.500 libras y no ha crecido lo bastante a?n.
Tiene un cuerno debajo de los ojos de un pie de largo, pero que
al crecer el animal llegar? a medir una vara, a?ade que estos
animales viven 100 a?os y comen a diario 50 libras de heno, 25
de pan y beben 14 cubos de agua. Tiene la altura de un buey de
Frigia y aunque corto de piernas corre m?s que un caballo. Es
de piel pelada y cubierto de una especie de peque?as conchas:
La cabeza es semejante a la de una ternera pero mucho mayor
y afila continuamente su cuerno para defenderse del elefante" ss.
Feijoo se vale de varias fuentes para desbaratar algunas de
estas inexactitudes y errores. Cita a Gesnero en su art?culo so
bre el rinoceronte, a Plinio, Solino, Eliano, Jacobo Delichamp
en su comentario de Plinio, al Diccionario B?blico de ICalmet y,
por ?ltimo, a la Biblioteca Oriental de Herbelot en la' palabra
Kerked?n que ?como el mismo P. Maestro dice? es el nombre
que los persas dan al'rinoceronte ".
31
, Cuas, obra cit. t. VI (Zoolog?a), p?g. 228 y 229. Para una r?pida descrip
CIZ de los Proboscidios y sus particularidades, v?ase el citado HUMBERTO D'Ax
il En la traducci?n espa?ola y edici?n bajo la direcci?n del Prof. Dr. P. Gar
Cid, t. II, p?g. 984.
25 Trata de esta cuesti?n en el Teatro, Disc. II y en las Cartas, t. III, p?gina
4 siguiente.
Cartas, t. III, p?g. 26.
'bid, P?g. 26.
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