BOLET?N DE ; LA REAL ACADEMIA GALLEGA 325
del prelado don Rodrigo del Padr?n; all? Per?lvarez de Toledo, el de?n
? asesinado por, . Churruchao, con el arzobispo, con la aquiescencia del rey
don Pedro; all? dan Alonso de Cartagena, despu?s obispo de Burgos; y
don Diego de, Muros, el famoso obispo de. Mondonedo .y Oviedo, y don
Pedro Pacheco, despu?s padre del concilio tridentino, cardenal de Santa
Sabina, el cual por un voto no alcanz? a ser pont?fice; y el cardenal Al
bornoz, que ya entonces al ser elegido era cardenal de la Santa Iglesia
Romana, despu?s arzobispo de Toledo y fundador del Colegio de Bolonia;
y Pardi?as Villardefrancas, el de?n poeta, presidente' de las justas miaer
vales; y el fil?ntropo Rodr?guez de Castro; el despu?s obispo de Mon
do?edo Aguiar y Ca ama?o; y Acu?a y Malear... hasta el propio autor.
No se han limitado las investigaciones a la biograf?a de cada perso
naje. En el libro que comentamos hay infinidad de noticias que sirven
a la historia general que pueden ser aprovechadas por los que quieranl
proseguir la obra de L?pez Ferreiro, seg?n advierte el' Sr. Portela
Pazos en oportuna nota.
Por v?a de suplemento se agregan notas ampliatorias de, algunos de
los deanes y al fin, como valioso ap?ndice, una serie documental de
sumo inter?s.
La aparici?n de geste' bello volumen ha provocado en la prensa diver
sidad de elogiosos art?culos y de eruditos comentarios sobre los diversos
puntos que una obra do tal empe?o ten?a necesariamente que tocar.
A' uno de estos art?culos vamos a hacer referencia, porque lo merece
ciertamente; no s610 la elevada personalidad que Ostenta en el mundo
' de las letras y de la ciencia hist?rica el el admirado amigo que lo suscribe,
sino, tambi?n porque conviene contrastar opiniones sobre temas de inte
r?s' hist?rico como son los que all? discute el distinguido comentarista.
Dos son los puntos principales que me conviene' recoger el relativo
al 'nombre del cardenal Albornoz y el referente al blas?n del obispo de
Mondo?edo y Oviedo, don Diego de Muros.
El primero me interesa para que quede constancia en este BOLET?N de
un documento que ha publicado la prensa peri?dica. Es' eI caso que el
mencionado pr?ncipe de la Iglesia, 'el magn?fico prelado, en todos los do?
cumentos en que intervino, en tanto fu? de?n compostelano, se hizo
llamar Egidio en lugar de su nombre castellano 'Gil con que vulgarmente
se le conoce, llevado quiz? de la tendencia renacentista de latinizar el
nombre propio. No desconoci? ciertamente el autor del Decanologio esta
particularidaad, aunque emplee al hablar del de?n, Albornoz el nombre
de Egidio con que ?l quiso ser conocido, puesto que en la p. 363 de su
libro, nota 1,a, lo llama por el nombre vulgar con que fu? m?s conocido
siendo arzobispo. El documento es ?ste:
?Manifiesto sea' a todos los que el presente instrumento de poder
Meren c?mo .en .esta ciudad de rroma a veintidos dias del mes de abril
del a?o de mil y s.s25 y cara y cinco vndicion duodec?ma y del porntificado
de ?nrs muy sto padre y sr ynocencip por la divina clemencia papa decimo
personalmente por mismo constituido ante mi el ynfrascrito notas appte y
testigos el eminantisimo y rreberendisimo se?or don egidio de albornoz