388 BOLET?N DE LA 'REAL ACADEMIA GALLEGA
con el coraz?n, el amor de un padre, tanto m?s sensitivo, cuanto
m?s poeta.
Por estos a?os, arreciaban sobre ?l desde muy diversos pun
tos un n?mero incre?ble de peticiones, buscando su colaboraci?n
para toda clase de publicaciones. En 5 de Febrero de 1878, Al
varez Insua y Buenaventura Pueyo, la ped?an desde la Habana,
para El Eco de Galicia, razonando su ruego en esta forma: ?Nos
otros necesitamos la cooperaci?n de todos los hijos ilustres de Ga
licia, para que con sus trabajos podamos dejar muy alto su nom
bre y hacer ver que a los descendientes de los celtas, nos sobran sa
bios, escritores y artistas?.
Al salir La Iglesia de Santiago y despedirse de su rinconcito
de Trasoutos; . al dejar por tras ?La Carrilana? el ambiente moce
ril, en el que se hab?a movido, se present? a su vista el horizonte
severo y hosco de las monta?as com?tesas. Tipos netamente en
xebres, entraban y sal?an de las casas pizarrosas que perfilan el
camino. El aire profundamente limpio de las alturas despej? su
cerebro, ore? su entendimiento y arrinconando las nostagias de la
tierra amada, le hizo pensar en una Galicia grande y vigorosa,
por la que trabajar?a y a la que dar?a todo su esfuerzo. Las ca
rreteras que parten de la ciudad del Ap?stol para Lugo y La Co
ru?a atraviesan parajes abruptos e inhospitalarios, pero tienen la
virtud de poner al viajero en contacto con la Naturaleza netamente
aldeana; y de esa: cantera, mal estudiada, salieron los tipos, tan
manidos en el siglo pasado, del paisano desconfiado y zafio.
En los cap?tulos siguientes se ver? de manera ostensible, hasta
donde lleg? su conocimiento y estudio de la tierra patria, lo que
me releva de exponerlo aqu? m?s largamente. El dominio indiscu
tible que ten?a del gallego le llev? a redactar siempre de manera
sugestiva los asuntos regionales. Se acredit? de buen psic?logo.
Una vez en La ,;Coru?a, su aire campechano, su clara inteli
gencia y aquella nativa bonomia que le hac?a tan amable, le ,abrie
ron las puertas de todas las amistades literarias. No hay ya ma
nifestaci?n intelectual en la que no tome parte, y as? se explica
que su nombre figure en el censo de todos los Liceos, Sociedades,
Tertulias, C?rculos y hasta Agrupaciones Orfe?nicas. Pero esta si
tuaci?n tan ventajosa hubo de ser para ?l muy mala, pues que le
impel?a a producir fragmentariamente y literatura ocasional, por lo
que sus trabajos y poes?as, como los de todos sus contempor?neos
andan sueltos por peri?dicos, revistas y folletines.