BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 403
Por entonces se publicaba en Vigo, fragmentariamente, el Die
, cionario "' de Escritores Gallegos, de Murgu?a, y la revista Galicia di?
con alborozo tan buena nueva; sal?an a luz trabajos de Barros Si
belo o Benito Vieett? y sus p?ginas se vest?an de fiesta; la apari
ci?n de folletos, peri?dicos, revistas, hojas sueltas, etc., etc., todo
hallaba repercusi?n all?.
Aparte de esta tarea bibliogr?fica que serv?a para alentar a
los proyectos y empujar a los noveles, se ech? sobre sus hombros
la revista otro cometido de orden material, cual era levantar los
?nimos y enderezar las actividades de economistas, legistas, agri
cultores, maestros, arque?logos, marinos y dem?s clases de artesa
nos, para que trabajando en sus respectivas esferas preparasen la
regeneraci?n ansiada. En esta plena floraci?n de ideas y proyec
tos vino a faltar el aire a la revista. Toda la fortaleza de un atleta
y los entusiasmos del amador se apagan, cuando al uno abri? ca
mino a la vida el arma enemiga y al otro falt? la corresponden
cia del amado. Indiferencia y apat?a fueron los acabadores de esta
publicaci?n quincenal: muri? con su postrer n?mero de 15 de Di
ciembre de 1865.
Los corazones j?venes de los hermanos La Iglesia palpitan a
trav?s de los ailos en aquellos cinco tomos en folio, de que se
compone la colecci?n y que es hoy adorno y riqueza de muy con
tadas bibliotecas.
Si es o no veh?culo de grandezas pasadas nos lo dir? el cat?
logo de sus colaboradores: Vicetto, Air?n, Pastor D?az, Juan Ma
nuel Paz, Pintos, los Camino, Valladares, Rodr?guez Seoane, Pon
dal, Segade Campoamor, D?az de Robles, Rosalia de Castro, Pardo
Baz?n (don. Jos?), Villamil . y Castro, Alvarez Villamil, Murgu?a,
L?pez Cort?n, Conde de San Juan, Saco Brey, Garc?a Mosquera,
Barros Sibelo, Cal?, Santiago Somoza, Jos? Mar?a Posada, Vicente
Turnes,` Ram?n Lasagra, Manuel Angel Corzo, Erosa Font?n, L?
pez Somoza, L?pez de la Vega, Virginia Felicia Auber.
?Est?n representados todos los n?cleos de resurgimiento en
activo de. Galicia? No, ni hab?a por qu?. Ser?a adem?s casi im
posible. Las empresas period?sticas se hab?an multiplicado y era
necesario atender 'a la vida de muchos diarios, semanarios, quin
cenarios, etc., los cuales en su misma multiplicaci?n llevaban el
castigo de una existencia ef?mera.
FR. GUMERSINDO PLACER,
(Continuar?). Mscedario