Doten de la :Real 4cademia" Gallega 85,
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DISCURSO DE D. RAM?N ARMADA TEIJEIRO
Honorable Sr. Presidente:
Sres. Acad?micos: ?
Se?oras:'
Se?ores:
Sin duda por privilegio de edad, acaso tambi?n por mi car?cter de
Acad?mico de N?mero de, la Real " Academia Gallega, c?beme el honor ?
de ocupar esta tribuna, que tantos otros, con sus talentos hubiesen enal
tecido, para dirigir cari?osisima salutaci?n y bienvenida a los nuevos
Acad?micos Correspondientes, R. P. Juan Rodriguez Cabrera, historiador ? ?
eminente; Dr. Andr?s Lago, literato ilustre; D. Enrique Zis, escritor
distintas veces laureado; y D. Jos? Veiga Gadea, patriota esclarecido,
exPresidente de la Asociaci?n Protectora; todos hijos amant?simos, fervo
rosos apasionados de la regi?n inolvidable.
Ellos vienen a compartir con nosotros una labor ardua,` ya que no
penosa, pues que les escuda el talento y les alienta el patriotismo, esti
mulando y practicando el cultivo de las bellas letras, especialmente el de
aquellos estudios que m?s pueden contribuir al conocimiento de la histo
ria, antig?edades y lengua de Galicia, que ese es el fin primordial para
que fu? fundada la Academia Gallega?art?culo i.? de sus Estatutos ? .
una de las Corporaciones que mis trabajan en Espa?a por la difusi?n de
la cultura literaria, hist?rica y.artistica, seg?n as? se reconoce por el Mi
nisterio de Instrucci?n P?blica y Bellas Artes de la Madre Patria en la
exposici?n que precede al Real Decreto de 2 de Septiembre de 1966,
.concediendo a la Academia el t?tulo de REAL.
En el Mensaje que la Directiva de la Asociaci?n Iniciadora y Protec
tora dirigi? a la docta Corporaci?n con motivo de su fiesta inaugural?
obra, por cierto, de un mago del estilo po?tico y orador .elocuent?simo,
Angel Barros, cuyo reciente fallecimiento, como el de Miguel A. Garc?a,
tambi?n Acad?mico, ha conmovido profundamente las almas gallegas?
k en ese Mensaje, decimos, detall?banse con m?s amplitud las finalidades a
Ique aspira la Real Academia, dando a su par?frasis forma bell?sima:
?Galicia, si quiere fijar su personalidad como regi?n de ilustre
abolengo; si, celosa de sus tradiciones, abriga la leg?tima aspiraci?n de
conservar su peculiar fisonom?a, lo primero que . necesita es unificar su
lenguaje, su dulc?sima habla, que de d?a en d?a va perdiendo pureza en
?
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