420 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
la historia de nuestro monasterio, por haber sido en esos a?os,
con toda probabilidad, cuando se oper? una transformaci?n ra
dical en la vida de la comunidad, cambiando las estructuras
benedictinas por la observancia cisterciense, y tal vez tambi?n
se mudaron de sitio. Nada se sabe con certeza sobre el momen
to preciso en que se verific? tal incorporaci?n y cambio. La
cronolog?a tanto de las tablas del le?ster como de las fundacio
nes de Claraval, coinciden en afirmar la incorporaci?n a la or
den en 1153, a?adiendo el detalle de haberse efectuadlo el cam
bio el 30 de marzo de dicho a?o, viniendo a ser la 67 filiaci?n
de Claraval.
Por lo tanto, hemos de dar por descartada la opini?n de Ye
pes y algunos otros autores, de haber sido enviados monjes de
'Claraval a fundar Montederramo en 1142, pues dos a?os m?s
tarde todav?a perseveraban los monjes en San Juan el Viejo,
como prueba una donaci?n hecha por el emperador publicada
por el propio Yepes.
En 1384, Fr. Pedro, abad de Montederramo, requiri? al es
cribano de Maceda para que le facilitase un traslado notarial
de un testamento hecho por Alonso Garc?a y su hermano Pe
dro Alfonso de Sanabria, a favor del monasterio, a fin de hacer
valer sus derechos y poder tomar posesi?n del legado corre
que era considerable. Sabedor de ello Diego Gffineel
de Sanabria, hijo de Pedro Alfonso, se enfureci? de tal suert
contra los monjes, que en modo alguno quer?a cederles los
nes se?alados en el testamento paterno. No se content? con'
eso: el 6 de enero de 1384 diri'gi?se al monasterio rodeado
gente armada de a pie y de a caballo, descerraj? las puertas
con sus "ma]fechores" entr? en el claustro, donde hiri? grave
mente al mayordomo. "Despu?s de muchos malos y feos de
nuestos", encerraron al abad y monjes en la iglesia. No tuv
suficiente con esto Diego G?mez, quien encolerizado hasta e
delirio, azuz? a 'grandes voces a sus acompa?antes para c1111
echaran abajo las puertas de la iglesia a fin de acabar con ei
abad y dem?s monjes que le acompa?aban. Sin embargo, 11
llevaron a cabo su intento, sino que se contentaron con arramr
blar con el pan, vino, gallinas, ropas, enseres y todo cuanto les
vino en gana del interior del monasterio. l
O
Una vez pasada la "tormenta", el abad se querell? de Dlegl
G?mez ante el adelantado de 'Galicia Sancho Ruiz de San Cer