BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 113
Pero aqu? tenemos que hacer un inciso. Y hemos de referirnos
a tiempos m?s remotos para hacer unas observaciones que con
sideramos convenientes.
Recordemos que despu?s de la total conquista de la Pen?nsula
Ib?rica por Roma, aqu?lla fue dividida en varias provincias ad
ministrativas, hasta que en tiempos de Caracalla se constituy?
en la parte y extremo del noroeste la llamada Gallecia con dos
conventos jur?dicos, Lucus, o sea, Lugo, y Br?cara, hoy Braga y
perteneciente a Portugal; cuyo territorio comprend?a no s?lo la
Galicia actual, sino que alcanzaba por la costa hasta la desem
bocadura del r?o Duero en la ciudad de O Porto; por el norte
llegaba hasta VilaVizosa (nombre bien gallego y que significa,
feraz, f?rtil, ub?rrima; convertido al presente en VillaViciosa al
ser traducido al castellano) y bajando por el este hasta cerca de
Zamora, quedando dentro de aquella extensi?n las poblaciones
de Gij?n, Astorga, Le?n y Benavente, siendo la l?nea divisoria
por el sur el r?o Duero.
Las tribus locales que de antiguo viv?an en estas tierras, tal
vez sosteniendo ?ntimas relaciones con los lusitanos que habita
ban la regi?n del Duero al Tajo, que tambi?n luchaban deses
peradamente contra los romanos, ten?an afinidades de costum
bres y lengua, eran pueblos muy semejantes.
Dada la vida de estas gentes, extendidas en peque?os grupos
de poblaci?n, apartados de los escasos centros ciudadanos que,
adem?s, eran pocos y en los cuales estaban asentados los elemen
tos pol?ticos y administrativos representantes del poder de Roma,
es l?gico suponer que la lengua vern?cula primitiva era em
pleada por los gallegos, y as? lo atestiguan muchas l?pidas vo
tivas halladas, procedentes de tiempos en que la dominaci?n ro
mana y sus costumbres llevaban ya muchos a?os de influencia
en el pa?s, como dice el P. Celestino Garc?a Romero en su obra
El antiguo lenguaje del Pueblo Gallego (manuscrito, 2 tomos, que
se guarda en la biblioteca de nuestra Real Academia Gallega).
Los soldados que manten?an el dominio de Roma, muchos de
los cuales eran mercenarios procedentes de diversos pa?ses; los
extranjeros comerciantes, magistrados y colonizadores, no eran
suficientes para imponer sus lenguas entre los naturales de la
tierra conquistada, a?n cuando el idioma de aqu?llos era una
rama del c?ltico, emparentada con el lat?n; y ciertamente debido