José Fontenla Leal
BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
riliza en nuestra tierra, saca ya la cabeza y empieza á hacer de las suyas. Nosotros tenemos sobre este punto un criterio que nos parece el más racional, y vamos á exponerlo en breves palabras. La sede propia de la Academia Gallega es Santiago. Sus tradiciones literarias, su historia, su mismo ambiente, propicio á la meditación y al estudio, al silencio y al recogimiento, la hacen apta, como ninguna otra, para ese instituto. Pero Santiago tiene escasas vías de comunicación que dificultarían por ahora las periódicas reuniones de la Academia, si á ellas habían de concurrir todos ó la mayor parte de sus miembros. ¿Dónde, pues, debiera establecerse? Indudablemente allí, donde, por la mayor densidad de población y los más fáciles y directos medios de transporte, pudiera haber en todo tiempo mayor número reunible de académicos; y ese punto es la Coruña. [...] Así, pues, en la Coruña debe establecerse, siquiera sea provisionalmente, la Academia. Entendemos, sin embargo, que el punto de su localización es de interés muy secundario. Cuando surge una idea grande y útil lo esencial es darle forma, sea donde quiera. [...] ¿Es útil la fundación de la Academia? Sí. ¿Reclama el interés de nuestra literatura su estableimiento? Sí. Luego lo esencial es fundarla, y fundarla inmediatamente. En la Coruña tenemos hoy elementos que facilitan su establecimiento hasta por el lado económico. [...] Convencidos de que á Galicia le interesa la creación de la Academia porque ningún pueblo alcanzó su renacimiento político sin el renacimiento literario, díganlo sino Irlanda y Hungría, todo nuestro esfuerzo debe encaminarse á crearla lo antes posible.
Uns meses máis tarde, o 13 de novembro de 1894, reuniuse na ?Librería Regional? de Carré Aldao, a comisión xestora para preparar a constitución da Academia. Asistiron Manuel Murguía, Pérez Costales, Paz Nóvoa, Victorino Novo, Martínez Salazar e Salvador Golpe e disculparon a asistencia Pondal, Pérez Ballesteros e Víctor López Seoane. Mais entre os ataques externos desde a prensa e as reticencias para elixir un presidente fixeron que morrese antes de se formar. Así, o 15 de abril de 1895, Pérez Ballesteros recibiu o encargo de Pérez Costales de liquidar a sociedade Folklore repartindo os fondos entre a Cociña Económica da Coruña e a erección das estatuas de Concepción Arenal e Daniel Carballo. Curros (1895: 17?8), aínda que este seu artigo sobre o tema tampouco vai asinado, vai dar conta do fracaso e dos culpables do mesmo
Desde que comenzó en Galicia el movimiento literario [...] echáronse de ver, como no podía menos, grandes diferencias en la escritura de nuestro idioma, reveladoras de una
205
Nº 362