422 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Tambi?n aqu? el arte de la expresi?n se ali? con la ri
queza del ambiente, y canta la joven, pero aun canta m?s el
paisaje. Estos juglares que, a fuerza de correr mundo, de co
piar vivires y recordar visiones, alcanzaron una actitud ecl?c
tica 'en todo, imitaron, sin quererlo, aspectos de la vida, reli
giosa. La c?ntiga 454 es el remedo paganizado de una com
posici?n de lugar contemplativa. Para los contemplativos
todo les recordaba a Dios, y para los poetas medievales en
todo estaba su amada.
La gentil dona de Airas Nunes no va a la ermita a llorar
amores, sino que bajo el disfraz de pastora corre al r?o a
mezclar con ?l sus l?grimas. ? Gustaban tanto a los juglares
las viejas frondas de los avellanos! Cansados del caminar
trovero, dejando por doquier el alma de sus canciones, aqu?
hac?an acopios de nuevos temas, al tiempo que daban reposo
a cuerpo y alma. El bosque, el prado, la fuente, ' esos fueron
los temas primigenios de todas las literaturas; y antes que el
arte supiese dar sombras a las figuras, ya el hombre busc?
un paisaje para sus h?roes.
?Qui?n duda que en esta ambiente de naturaleza abierta
fu? en donde Airas Nunes coloc? aquel di?logo entre la ma
dre que incita a su hija al baile y la hija que asiente, recono
ciendo sus donaires en ?l ? Es el n?mero 464, canci?n y
bailada a un tiempo, que tiene ritmo de mui?eira, olor de
primavera, y trae m?sica lejana de gaita, o de juglar violero.
Bailado oxe, jai filia, que prazer vexades
ante vaso amigo que vos moito amarles..
Entre las joyas del Cancionero vaticano ?sta ocupa un.lu
gar destacado, y entre el ropaje l?rico de su expresi?n puede
entreverse la idea fundamental de la entrega mutua, a favor
de la hegemon?a amorosa, ejercida por aquel trovador que
acaba de venir a Compostela, su tierra, en la romer?a ale
gre de las gentes, y que prendi? entre las combinaci?nes m?
tricas de sus manuscritos, la hoja verde de las avelaneiras
frolidas, para que al secarse, reverdezca en recuerdos.
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