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Dolettn de la Real Academia Gallega 113
en los bosques vestidas con blanco ropaje y coronadas de hiedra y verdes
ramos, para hacer invocaciones divinas, en tant? que el bardo, estimulada
la inspiraci?n con aquel recogimiento perfecto, sublimado con el argen
tado rielar que daba en medio del boscaje o en la cumbre del monte una
sensaci?n de beatitud infinita, arrancaba a las cuerdas de su peque?a arpa,
los m?s tiernos acentos que acompa?aban sus cantos bellisimos, en los
que ardia, alrededor del motivo religioso, la m?s c?lida efusi?n intima y
el mks acendrado amor patrio, revel?ndose sus composiciones como ver
daderos himnos heroicos.
El bardo por antonomasia es Ossian, que aunque escoc?s y h?roe del
siglo iit, pertenece a la literatura ga?lica, engendrada por los propios cel
tas en la Breta?a, estableciendo asi un puente de uni?n entre la primitiva
poesia bretona y la galaica. Los cantos de Ossian fueron, por su esencia,
tan importantes para la literatura inglesa, como los de Homero para la
griega. Ambos poetas fueron como los trovadores medioevales, cantores
ambulantes, que recitaron sus estancias de mansi?n en mansi?n, de cas
tillo en castillo, de pueblo en pueblo. Es m?s, Ossian, como Homero,
muri? ciego tambi?n. Y en ning?n bardo como en Ossian; se ofrecen con
mayor fidelidad, todos aquellos caracteres que como cualidades peculiares
de los poetas celtas fijamos anteriormente: Ossian es el poeta de la luna
y de la patria.
Pues bien, en las literaturas modernas, en las literaturas posteriores
a la ?poca inicial de los celtas, Eduardo Pondal Abente, es el poeta de la
luna y de la patria, y es asimismo, el poeta adormecido por la melanco
l?a, y enamorado del ensue?o, que sabe descubrir en la rom?ntica palidez
de la luna y en la rumorosa canci?n de los pinos. lAh, el misterio de los
pinos! El bruar? de sus copas, ese fungar tan genuino y nost?lgico de su
fronda mel?dica, s?lo dos grandes poetas han sabido comprenderlo con
poder de iniciados: el nicarag?ense Rub?n Dario y el gallego Pondal.
S?lo ellos; animados por esa intensisima tensi?n lirica y esa sensibilidad
finisima que di? al polimorfismo de su fantasia alientos hasta para percibir
el sentir de un sonido y el pensar de un perfume, han podido como nadie
escuchar e interpretar el romance de los pinos y poder decirles:
Sois dukes, sois buenos, sois graves.
Dir?ase un arbol que piensa y que siente,
mimado de auroras, poetas y ayes.
'Amados por tristes, por blandos, por bellos.
Por on aroma, aroma de una inmensa 9or,
por au aim de monjes, sus largos cabellos,
sus savias, r?idos y nidos de amor.