112 Dolain, de la Real Academia Gallega
dente de la Asociaci?n Iniciadora y Protectora de la Real Academia Ga
llega y cuyas dotes ex:ep:ionales deorador y de pintor, ha puesto de
relieve en m?ltiples o:asiones; en nombre del Sr. Jos? Peyn? Pi?eiro,
tan brillante publicista;. del Sr. Vicente L?pez Veiga, afanoso y eficaz
divulgador de la cultura gallega, editor de la valiosisima revista Galicia; .
y del Sr. Gustavo S?nchez Galarraga, el sentimental y fecundo poeta
cubano,, de alma grande, de inspiraci?n lozana, de pensar madrigalesco y
decir sinf?nico, cuyas estrofas vibran con inflexiones de epinicio en el
Canto a America, con notas de sublime melancolia en multitud de sus
composi?iones, las mejores, y que le asemejan mucho a un bardo galle
go de quien tendr? el honor de hablaros en breve; y cuya lira, en fin, ha
sido rasgada tambi?n por sinceros sentimientos de amor y admiraci?n a'
Espa?a, haci?ndole exclamar en su hermosisimo Canto a Galicia:
?Qui?n sabe de donde me nace el cari?o
que para exaltarte pongo en mi canci?n,
paloma del Norte, sirens. del Mi?o,
todo sentimiento como un coraz?n!
Y permitidme ahora, pues, senoras y se?ores, que con vuestra venia
e indulgencia suma, as hable de aquel arrobador y nost?lgico poeta que
logr? imit?r en versos Os queixumes d'os pinos: Eduardo Pondal.
Es Pondal, el verdadero bardo de las literaturas modernas; el ?nico
po?ta que de manera estricta merece tal dictado en la poesia de las len
gua`s romances. Fueron los bardos (i) los poetas de la civilizaci?n c?ltica,
que se caracterizaban por su espiritu so?ador, por la melancolia de lo
imposible, por el anhelo de mundos superiores que solo la fantasia podia
satisfacer, por una tendencia irrefrenable hacia lo simb?lico, que les ins
piraba la creenci? que tenian de que esta vida no es nuestra vida verdade
ra, sino que hay otra m?s all? de los confines sensibles, que nos aguarda
para m?s trascendentales misiones. Ese espiritu so?ador de los bardos se
intensificaba a?n m?s con las pr?cticas originales de la religi?n druidica
que ellos profesaban, pr?cticas que se hacian en las noches de luna, bajo
su ba?o luminico y en las que druidesas, que eran sacerdotisas o hadas de
impolutas virtudes, ascend?an a las cimas de las monta?as o se internaban
(I) D?bese este nombre al quinto rey de las Galias, Bardo I, quien di6 mayores
alientos a los poetas celtas.