6o joleltn de la Real Academia Gallega
en la isla de Faros, en Egipto, de la que tom? el nombre. As? consta tambi?n
en textos de pasados tiempos, especialmente en el citado Nobiliario de Porre?o
(1572), en donde, al cap?tulo XI, que trata de las ciudades, villas y lugares de
Galicia, refiri?ndose a nuestro pueblo y a su Torre, de la que se ocupa con
bastante extensi?n, se lee:
?En esta isla (la de Faros), dicen hab?a una torre muy alta edificada sobre
un pe?asco cercado por todas partes del mar; y de una piedra blanca alabastrina,
la cual edific? Ptolomeo Philadelfo, rey de Egipto, habiendo sido el maestro de
esta f?brica Sostrato Gnidio, la cual torre se llam? tambi?n Pharos, y en ella se
encend?an tambi?n todas las noches fuegos por los cuales se gobernaban los
navegantes para dirigir sus nav?os al 'puerto deseado. A imitaci?n, pues, de esta
torre, se fabric? la de la Coru?a...?
Es l?gico, que siendo de alabastro la torre de Faros, y de piedra blanca la
nuestra, el metal que a ?sta corresponde en el blas?n herculino, no puede ser
otro que plata.
Las dos banderas de las milicias locales que se custodian en la Alcald?a,
pintan la Torre con el propio metal. Igualmente aparece de plata en el escudo
del Real Consulado, y como ?ste da m?s fe que ning?n otro, seg?n dejamos
consignado, resulta, que dicho esmalte, es, sin el menor g?nero de dudas, el que
pertenece a la mencionada pieza her?ldica.
Asimismo son de plata la calavera y las tibias que, aludiendo al vencimiento
y muerte de Geri?n, se hallan al pie de la Torre. En el pend?n de la ciudad y
banderas mencionadas, se ven del repetido metal, como tambi?n en la l?mina
del Consulado. La 'corona real, de oro, que ostenta la calavera, fu? indebida
mente suprimida en los escudos de aquellos tres trofeos, pero el del Consulado
la conserva.
El esmalte del pe?asco sobre el que est? asentada la Torre, acaso por lo
dif?cil que ser?a respetar aquella ley her?ldica de que no puede haber metal
sobre metal ni color sobre color, no fu? se?alado por nadie, ni aun por el propio
Comide en su fingido escudo. De aqu? que cada cual lo pinte a su antojo, y de
la manera m?s extravagante.'
Nosotros hemos sospechado siempre que deb?a ser de su color, pero no nos
atrevimos a afirmarlo, no solo por falta de antecedentes, Bin? tambi?n de autori
dad para resolver caso tan serio.
En esta incertidumbre, acudimos, pidi?ndole su parecer, a nuestro distin
guido amigo el Sr. Marqu?s de Hermosilla, persona versad?sima en asuntos de
Armer?a, y autor de muchos y excelentes trabajos sobre Her?ldica, Genealog?a
e Historia.
La contestaci?n que hemos obtenido no pudo ser m?s satisfactoria, y en un
todo conforme con nuestras suposiciones. D?tenos en ella el Sr. Marqu?s: (...Las
pe?as sobre que descansa la torre del escudo de la Coru?a, deben ser pintadas
de su color, es decir, semejando pe?as : el mismo caso que el de mi escudo por el
apellido Otero tal y como desde tiempo inmemorial lo venimos usando: torre de
plata sobre pe?as de su color en campo rojo. Esto es muy com?n en la
her?ldica espa?ola, que en muchas cosas se separa de la francesa. Las armas
primitivas de los c?lebres Mendozas eran de sinople la banda roja, y cuando
aqu? empezaron a introducirse las obras her?ldicas francesas, la m?s famosa, la
c?lebre del P. Menestrier, para llenar la condici?n de no poner color sobre color