90 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
cantaba el glorioso aedo, Ulises se conmov?a y las l?grimas ma
naban de sus p?rpados y le corr?an por sus mejillas. Ahora el rey
se da cuenta, manda cesar el noble canto y, por fin, el h?roe se
da a conocer, ?Soy Odiseus, hijo de. Laertes, cuya fama llega al
cielo?. Y sigue la narraci?n de las aventuras: La incursi?n en
el pals de los .Kikones, en la costa de Asia Menor. ??Ah... el
vino que all? se bebi? y los carneros que all? fueron sacrifica
dos!?... la partici?n del bot?n, mujeres y ?riquezas?, se hizo a la
satisfacci?n de todos, pero... all? viene algo nuevo, . la caballe
r?a, ?los que combat?an montados... m?s numerosos que las ho
jas en primavera? (IX 50) y una vez m?s, ya veremos, la inteli
gencia de Odiseus es frustrada por la imbecilidad de la mayor?a.
Pierden todo (menos el espl?ndido vino que les hab?a entregado
el sacerdote de Apolo a cambio de una m?nima decencia por
parte de la soldadesca) y caen seis compa?eros, cuando Odiseus
desde el momento del ?xito hab?a aconsejado, rogado, manda
do la retirada.
Desde el Cabo Malea no logran . remontar al norte y, empu
jados por, el temporal, descienden por la costa africana. El barco
que arriba al oeste de Cirene se encuentra enfrentado con una
verdadera divisoria de vientos y corrientes; al este derivar? in
faliblemente hacia Egipto. Si, c?mo Odiseus, avista tierra al
oeste, bajar? costeando hacia el sur por el golfo. de Sidra, con
Tr?poli y, m?s all?, T?nez en la lejan?a. Si el golfo de Sidra
es pura desolaci?n des?rtica, sigue una zona de rica vegetaci?n
con oasis de palmeras cerca del mar, hasta que, ya en Tripolita
nia, aumenta la vegetaci?n y nos encontramos con la exuberan
cia paradis?aca de la isla de Djerba (de donde proceden la mayo
r?a de los traficantes en ultramarinos de Argel, etc..., los Ma
ragatos de Nor?frica), cubierta de plantaciones` de olivos, fruta
les y vi?as... ?Ser? ?ste el pals de los Lot?fagos que ofrecen a
los cansados marineros d?tiles y descanso, hasta el punto que no
quer?an reembarcar, olvidados de la patria y Odiseus tuvo que
llevarlos detenidos a su bordo? (Comp. Rhys Carpenter, Folktale,
Fiction and Saga in the Homeric Epics, 1946).
El cuento del C?clope ya lo conocen. Existen 128 versiones
folkl?ricas del monstruo obcecado, de las cuales s?lo once no
son europeas. Todos conocen a Pulgarcito y su encuentro con
el gigante, quiz? la versi?n menos interesante, pero la m?s