BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 89
con tus ojos?... Cu?ntanos la historia del caballo de madera y
c?mo el divino Ulises introdujo este enga?o en la ciudad, car
gado de guerreros que destruyeron Troya? (VIII 487 s.). ?As?
habl? y el aedo enton? su canto, movido por divina inspiraci?n.
En ambos poemas hom?ricos este sentido literal de la inspi
raci?n es constante. En la Il?ada, cuando Nestor y Ulises vi
sitan a . Aquiles en su tienda de campa?a, encuentran al gran
senor de la guerra ?bajo la magia de su lira... cantando la gloria
de los heroes?. El poeta est? unido a la Musa; ella lo ama
(Od. VIII 63, 481); aprendidos del dios canta a los hombres los
dulces versos (XVII 518); Dios le ha dado el canto (Od. VIII
44); si el esp?ritu mueve al poeta a su canto (Od. I 347), ?le
entrega las riendas? (VIII 73, 45). El poeta tambi?n conversa con
la Musa, le pregunta ??Qui?n fue?? ( I 8, II 761, XI 218,
XIV 508). Aqu? enlaza el aedo con la prehistoria; se siente no
artista creador, sino recipiente pasivo de un arte esot?rico; por
?l habla lo divino y el est? en contacto vivo con las ?ltimas
realidades. No es chocante que Meuli, con .mayor prudencia que
Dodds, haya hablado de la posible ascendencia cham?nica del
cantor ?pico que tambi?n dispone de m?gicos recursos. Sin ale
jarnos tanto de nuestro Dem?doco recordemos y resumamos: La
intensa fe m?sica (en el sentido de perteneciente a la musa) del
aedo; el es un ?pose?do? por fuerzas divinas; comprende la
creaci?n art?stica no como acto individual, como excelencia su
ya, sino c?mo milagroso don gratuito de los dioses. Plat?n as?
lo dice claramente, cuando S?crates convence con dificultad al
vanidoso rapsoda I?n, oblig?ndolo a declarar que ?no act?a por
arte (t?chne) y conocimiento racional, sino por inspiraci?n di
vina, por posesi?n m?sica? (I?n 536 c) (Comp. W. Schadewaldt,
Von Homers Welt und Werk, 1959, 778).
Ya el mismo Dem?doco hab?a cantado los amores adulterinos
de Ares y Afrodite, sin duda una composici?n tard?a que poco
tiene que ver con la sustancia original hom?rica. Ahora es un
gran impulsor de la acci?n ?pica. Cuando . canta el abandono
enga?oso del asedio de Troya, c?mo los Aqueos incendiaron su
campamento; mientras que dentro del caballo los jefes estaban
congregados alrededor del glorioso Ulises, en la ?gora los troya
nos discut?an si deb?an traspasarlo o precipitarlo desde la roca o
guardarlo cual ofrenda agradable a los dioses... y mientras as?