42 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
pa?s, apur? hasta las heces el c?liz de la amargura. Y no fue
por que lo mereciese.
Y llegamos al final de nuestro relato con la esperanza de
que ?ste no resultase pesado y sin inter?s para el posible lector,
a quien rogamos, si as? no ocurri?, nos disculpe, pues hemos
pretendido ofrecerle algo que al tiempo de ser veraz fuese ameno.