398 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Estas dos ?ltimas novelas presentan estudios psicol?gicos
profundos que sobrepasan el cuadro del regionalismo. Para los
hidalgos en cambio, la Condesa nos aporta detalles interesan
tes concernientes a su mentalidad.
*
El arist?crata rural gallego no es un hombre de meditaci?n.
Sin embargo la tradici?n volteriana es seguida por ciertos hidal
gos; tambi?n el padre del marqu?s de Ulloa era descendiente
de un ?afrancesado? y si no hubiera dejado hu?rfano a su hijo
tan pronto, Pedro estar?a quiz? all? en la 'universidad.
?Los Moscosos conservaban desde el abuelo
?afrancesado? enciclopedista y francmas?n que se
permit?a leer al se?or de Voltaire, cierta tradici?n
de cultura trasa?eja, medio estinguida ya, pero su
ficiente todav?a para empujar a un Moscoso a los
bancos del aula? (17).
El se?or M?ndez en El Cisne de Vilamorta es un hombre
apasionado por las lecturas del siglo XVIII.
?se hab?a estacionado su cultura en una ?poca: la
enciclopedia, que su padre ya conoci? tarde y que
a el lleg? con un siglo de retraso. Ley? a Holbach, a
Rousseau, a Voltaire y los catorce tomos de Fei
j?o? (18);
pero por regla general la nobleza d? la Monta?a est? lejos de
ser culta.
?No realiz? nunca M?ndez de las Vides el tipo
cl?sico del mayorazgo ignorante que firma con una
cruz, tipo tan com?n en aquel pals de tierra aden
tro? (19).
(17) Los Palos de Ulloa, Ag., t. I, p. 206.
(18) Ag., t. II, p. 260.
(19) Ag., t. II, p. 260.