2 O Boleitn de la Real Academia Sallega
sionar ,perjudicial?simos resultados a esta parte de la peninsula)
?Verdad que esto parece escrito por un peri?dico de la ?poca pre
sente?
El motivo de contar con tal servicio el 6.0 Cuerpo, fu? debido
a imitaci?n de los ej?rcitos napole?nicos, que llevaban imprentas
de campa?a para la redacci?n de ?rdenes y boletines. Algunos
otros cuerpos espa?oles tambi?n las tuvieron, entre ellos el 4. Q, ?
compuesto casi todo de gallegos, al mando del general Freire de
Andrade. Publicaba asimismo su Boletin, y uno de ellos est?
consagrado a la memorable batalla de San Marcial, ?31 de Octu
bre de 1813? tan gloriosa para los nuestros.
II
No sabemos si por dicha o por desdicha de la hist?rica ciudad,
careci? ?sta de peri?dicos en los azarosos (Has en que Espana lu
chaba por su independencia, conmovida al mismo tiempo por la
transformaci?n politicosocial que en ella se operaba.
Igual carencia obs?rvase en el per?odo de turbulencias y re
vueltas que se sucedieron a la vuelta de Fernando VII y al resta
blecimiento del poder absoluto, dando asi comienzo a la lucha de
los dos campos en que se dividl? la naci?n, palenque elegido por
los dos poderes que aun hoy se disputan el mando y l? direcci?n
de las conciencias.
Tampoco en el breve espacio de 1820 a 1823, en el que imper?
de nuevo el r?gimen constitucional y se lleg? de la m?s amplia
emisi?n de las ideas a la restricci?n casi absoluta, efecto de los
excesos de la propia prcnsa, ?sta no quiso o no intent() siquiera ha
cer su aparici?n en Lugo y esta ciudad vi? transcurrir con relativa
calma estas horas tormentosas para la tranquilidad p?blica, y en
las que las pasiones pol?ticas tanto se exarcebaron en ague
llos lugares donde los peri?dicos de los dos opuestos bandos hide
ron vivas y terribles las contiendas, pues la prensa con sus exagera
ciones, mentiras, insultos y procacidades, as? de las derechas
como de las izquierdas, envenenaba los ?nimos y hacia m?s eternos
y perdurables los odios, no restableci?ndose sino aparentemente la
paz de los esp?ritus, quedando ocultos los rencores y latentes los
malos sentimientos, que volv?an m?s vivos y fogosos a la superfi
cie, tan pronto el poder moderador se inclinaba a uno o a otro
lado.
Y esa lucha aun se enconaba, pot veces, Inds y m?s entre los