34 Bolet?n de la Real Academia Gallega
Las ondas derrib?ronle y los vientos,
Y cubrir?le en breve la mar?a.
All? se oy? su voz; all? el sonido
De su arpa soberana;
Dulce cual melanc?lico gemido,
Solemne como el son de la campana.
Eran solo infelices pescadores
Los que su canto o?an;
Del puerto los tranquilos moradores
Del primer sue?o en la quietud yac?an.
Y en tanto yo, cabe una cruz sentado, 1
Absorto y vigilante,
En vez o? de or?culo inspirado,
Que as? cant? sencilla al navegante:
?Incierto surcador del Oce?no,
Que ante su yerma inmensidad perdido,
Rumbo buscas al t?rmino lejano
Del hemisferio ant?poda escondido,
Sigue, sigue atrevido ~l
Tu audaz seguro vuelo,
Y all? en los altos mares te abalanza:
Su inmensa soledad es tu esperanza
Tu gu?a est? en el cielo!
?Un tiempo fu? que el m?sero marino
Senda en esos desiertos no tuviera,
Y en la noche del mar fu? su camino
La cercana extensi?n de la ribera.
Indefensa y ligera
Jam?s la d?bil quilla
De los rudos escollos se alejaba,
Y el primer soplo de aquil?n sembraba
De fragmentos la orilla.
?Mil Caribdis ent?nces abismosas
De m?nstruos y terror el mar sembraron,
Y las columnas de H?rcules famosas
Las puertas del Oc?ano cerraron.
En vano se lanzaron
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