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go jolet?n de la Real Academia Gallega
olvido, pues en su breve celda llena para ?l de todas las melancol?as
de la vida clerical, abierto su coraz?n a la obra de piedad, encerr? los
austeros amores que pod?a abrigar como sacerdote, en favor de su obra.
?Dios y mi pa?s!; fu? su grito de guerra, porque desde un principio.no
hubo para ?l m?s que las augustas tristezas que encerraba la sagrada
Compostela, bajo cuyos cielos viv?a amontonando febrilmente los teso
ros de su estudio, con los que se preparaba para llevar al t?rmino de
seado la obra de intensa resurrecci?n del pasado de Galicia.
Y todo, todo ello, fu? como un spplo. En los momentos mismos
en que daba principio a su obra, los vientos de la desventura le cerca
ron eu la hora trist?sima en que la muerte vino a herirle, igual que al
h?roe que cae obscuramente en medio del combate, cuando la vida le
ofrec?a los mayores triunfos.
` 1 MANUEL MURGU?A.
SU LABOR HIST?RICO LITERARIA
?Qu? hemos de a?adir despu?s de las sentidas frases que 'ante
ceden?
Indudablemente, es triste sine de Galicia ver desaparecidos sus
hijos m?s ilustres en los precisos momentos en que la madurez del in
genio les permite ofrendar a la patria los m?s sazonados frutos de su
inteligencia.
As? pas? con Eladio Oviedo, quien busc? para sus obras, en el
leal asentimiento de los inteligentes, la aceptaci?n de :los trabajos
? que tra?a entre manos, nuevos, importantes y en todo