too jolei?n de la Real ylcadernia gallega
hombre entusiasta, todo cari?o para cuantos llegaban ansiosos de ob
tener iguales triunfos ? los que ?l hab?a alcanzado.
Eran, se?ores, los d?as en que Pastor D?az lleg? ? la Corte, de
aquellos que, pre?ados de tormentas, iban ? estallar sobre el suelo de
la patria. ?l las v?? entonces abrirse sobre la esclava y caer sobre
, montes y llanuras el inevitable fuego de las discordias civiles. Tris
tes, amargos d?as, luchas inicuas, cuyos resultados tocamos todav?a;
pues ellas fueron las que abrieron en el costado de la patria la enor
me herida por donde sali? ? torrentes ,la sangre m?s generosa. Mo?
mentos de amargura en que nadie sab?a lo que pod?a esperar del d?a
siguiente, y en el cual todos hab?an puesto las esperanzas del triunfo:
tanto los que se hallaban unidos al pasado por hondas y profundas
ra?ces de sus creencias ? intereses en peligro, como aquellos para
quienes el destino abr?a los m?s claros, los m?s gloriosos horizontes.
Hijo de aquellos momentos, Pastor D?az sinti? la tremenda sacudida,
y en la paz de sus a?os juveniles, herirle el viento de las mudanzas.
Fu? en tales momentos, cuando despertaron en su alma, los primeros
acentos de su Musa y de las nuevas corrientes po?ticas, de las cuales
puede decirse precursor en Espa?a; pues nadie antes que ?l, fu? capaz
entre nosotros de escribir La Sirena del Norte. ?Feliz destino el suyo!
pues ? nadie cupo, como ? ?l, abrir el camino expedito por donde
entrase el romanticismo en la Pen?nsula, y esto involuntariamente,
obedeciendo ? los sentimientos que dominaban su esp?ritu, no por
contagio, dig?moslo as?, ni por la lectura de los poetas franceses sus
contempor?neos, y en plena floraci?n del romanticismo, sino porque
viviendo en las m?s profundas soledades, hall? en si mismo el acento,
el color, la pasi?n que circula por sus versos, fruto natural de las
tendencias individualistas, mejor dicho, l?ricas, que es el caraoter que
domina en la producci?n po?tica de Pastor D?az. Seguramente no
desconocida de los dem?s, pero si relegada ? un segundo t?rmino,
cuando el lirismo, es decir, la clara expresi?n de los sentimientos, de
los dolores y de los sue?os de los hombres, ped?a de sus int?rpretes,
los productos de una emoci?n, vibrante, apasionada, hija de las nue
vas corrientes, de los entusiasmos y seducciones reinantes. A. todo
ello obedeci? Pastor ,D?az con solo dar vida al sentimiento personal
que le guiaba, y as? se le ve, en aquellos d?as fr?os y en sus aparta
mientos, ir desconocido, en compa??a de los que llenaban entonces el
mundo con sus acentos. Es m?s. Contaba entonces Galicia con otro
poeta digno de recuerdo; pero separado del que llegaba como vence
dor por un abismo infranqueable. No los separaba en la edad m?s