BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 27
se atrevieron a invadir los puestos directivos de Galicia! Lo
mismo suced?a con los puestos culturales ocupados por Gaste
;llanos que obligaban a los ni?os a estudiar en una lengua que
ignoraban. Habr?a que desterrar a los preceptores que no supie
sen la lengua gallega, ?stos, dice incidentalmente, "cada a?o se
mudan dos o tres catedr?ticos como camisas diferentes" (n.? 120)
y una vez m?s le asalta el recuerdo de la privilegiada postura de
los catalanes, que merece ser imitada.
Entra luego en la comparaci?n del n?mero de habitantes de
Galicia frente a Catalu?a, ?stos con sus 413.000 almas, frente a
las 848.000 de Galicia, proclaman bien a las claras el abuso: si la
lengua gallega tiene el doble de habitantes que Catalu?a no
tienen en cambio sus hablantes ni la mitad de las prerrogativas
que para su uso tienen aqu?llos.
Para la recogida de materiales del onom?stico gallego divide
Galicia en ocho partidos atendiendo a "tal cual variedad" de la
lengua: 1.? el obispado de Tuy, 2.? desde la r?a de Vigo hasta
la del Padr?n, 3.? lo restante de Santiago hasta La Coru?a,
4.0 el obispado de Mondo?edo, 5.? desde Ribadeo hastra el Ce
brero, 6.? desde el Cebrero hasta Valdeorras, Lugo, el 7.? des
de Valdeorras hasta la Limia, y el 8.? desde el r?o Limia hasta
acabar Galicia, obispado de Orense (n.? 122123). Es una l?stima
que no haya siquiera esbozado las razones ling??sticas que le
sirvieron de fundamento para esta partici?n; aunque no
puede desecharse la posibilidad de que tambi?n en ella concu
rran razones geogr?ficas. Las encuestas en estos ocho partidos
se habr?an de colocar en un pliego dividido en ocho columnas,
en cada una de las cuales se apuntasen las voces singulares de
cada uno, y ser?a obra de ocho encuestadores.
Pasa luego a advertir que no hay ning?n vocabulario de la
lengua viva y vulgar y para hacerlo han de concurrir muchos,
eruditos y no eruditos, pues no es trabajo para uno s?lo. No ha
br? un diccionario completo de la lengua castellana mientras no
se divida todo el territorio de Castilla en obispados y partidos y
en cada uno haya hombres que apunten y recojan sus voces
singulares (n.? 124). Supone que las voces que se hallan en los
vocabularios son las que se recogieron en los escritos, son por tan
! to del castellano escrito no del hablado del que le gustar?a ver
un vocabulario (n.? 125).