BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 73
jez? opone a la declaraci?n del sofista, que ?el hombre es la
medida de todas las cosas?, un tajante: ?la medida de todas las
cosas es Dios?.
II
EL OMBLIGO DEL MAR
Hac?a siete a?os acaso se relacione este n?mero con el ci
ao lunar?, que Odiseus habitaba en ?el ombligo de la mar?.
En XII448 el Poeta llama esta isla Ogyg?e cuyo significado
es dudoso, ya que ?misteriosa? o, a?n peor, ?lejana? no corres
ponde a ninguna etimolog?a conocida. Se ha relacionado con
Ogiges, rey de Atica, m?tico y prehist?rico, es decir, antiqu?
simo ?lo que fue primero?, como dice Hesiodo, ?Ogygios pyr
?el fuego original??, y los tr?gicos usan el vocablo en el mis
mo sentido. Asimismo los escoliastas o escoliadores antiguos la
traducen como ?muy antigua?, en lo cual haremos muy bien en
seguirles (Dindorf, 85) y no a los modernos, como el gran Wi
lamowitz, ?isla aislada en el mar abierto? (Hies und Homer,
p 497) o von der M?hl (P. W. Sup. VII, p. 730) que interpreta
?lejana, extrema?. Seg?n un caracter?stico prejuicio, estamos
muy lejos de los mares hel?nicos. Pues bien; no hay nada de
esto. Desde un principio ya se nos ha dicho, por boca de Atene,
dirigi?ndose al Padre Zeus, que ?es el ombligo de la mar? (I 50).
Estamos pues en una isla en el centro del Mediterr?neo, como
un ombligo mar?timo, ?en el medio? . como dice expresamente
la escolia al verso citado (Dindorf, 21).
Veamos c?mo ha arribado aqu? el sutil Ulises. Dos a?os
despu?s de la marcha de Troya en escombros, consecuencia po
sible de un terremoto, y de ello hac?a en el momento donde
nos hemos colocado siete largos: el paciente h?roe hab?a perdido
el Ultimo barco de su flotilla, cuando ya hab?a iniciado el viaje
de regreso a Itaca desde la isla donde pacen los toros santificados
de Helios, dios del Sol, o, mejor dicho, el Sol mismo y que,
hambrientos y en abierta rebeli?n, hab?an devorado los marine
ros. La tempestad fue desencadenada, el barco destruido (admi