BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 71
con la virginal Atene, la que naci? de la noble testa de su pa
dre, quiere conspirar con Poseid?n para oponerse a los desig
nios de Zeus, el ?que sacude la tierra?, contesta: ?Hera, hablas
con osad?a, iqu? clase de palabras son las tuyas! Yo no quisiera
vernos en lucha abierta con Zeus el Cronida, porque es mucho
m?s grande? (Il. VIII 209211).
En la Odisea suenan armon?as distintas. Vestigios de los vie
jos dioses de la naturaleza man se mencionan, pero ya han per
dido poder y vigencia. Cuando la tripulaci?n de Odiseus ha
cometido el sacrilegio de devorar los bueyes de Helios, el sol,.
no toma la venganza en sus manos, sino que acude quejoso a
Zeus. Y Demeter, que Homero menciona seis veces en los dos
poemas, no le interesa ni sirve de inspiraci?n. Ya no hay miste
rios. Una vez m?s una religion se instala de golpe, como siem
pre ocurre en la historia de las religiones. Esta nueva religi?n
de los dioseshombres y los hombresdioses, est? evolucionando
de manera manifiesta hacia una identif icaci?n de lo divino con la
justicia, partiendo de una declaraci?n de la culpabilidad huma
na, y hacia ?n monote?smo expl?cito.
Ya en el Canto primero, en la asamblea de los dioses, des
pu?s en el quinto in?tilmente repetida, Zeus, a punto de iniciar
el rescate de Odiseus y su nostos, su regreso a Itaca, excla
ma:. ?0 p?poi, iqu? miseria! lEscuchad a los mortales acu
sando a los dioses! Dicen que de nosotros les vienen sus males,
cuando ellos con sus locuras se atraen desastres no decretados
por el destino? (Od. I 32 ss.). Y cita la suerte miserable de los
Atridas. En el Canto segundo dice Tel?maco a Ant?noo, uno de
los pretendientes de su madre: ?Pero si prefer?s destruir impu
nemente los bienes de uno solo, seguid devor?ndolos; que yo
invocar? a los eternos dioses por si alg?n d?a Zeus otorga el
castigo de vuestras fechor?as y quiz? murals sin que nadie os
vengue?. Y el padre Zeus responde en el acto, el largovidente:
?Envi?les dos ?guilas... ambas volaban muy juntas... r?pidas
como el viento; sobre la bulliciosa ?gora volteaban ligeras, ba
tiendo las tupidas alas; mir?ronles a todos a la cabeza como
presagio de muerte, desgarr?ronse la cabeza y el cuello?. Hali
terses, el experto en augurios interpreta: ??Oid habitantes de
Itaca! Grande es el infortunio que amenaza, a los pretendien
tes...? (Il. 140163). Al final de la Odisea exclama el anciano