Daleiln de la Real ylcademia Galleg? 243
la comitiva a la intemperie, sufriendo el riguroso fr?o de la estaci?n
y apagando el viento las luces
fu? el momento de aquel macabro viaje que Pradilla
juzg? digno de ser evocado por su pincel acucioso de perdurable
gloria. En su imaginaci?n creadora vi?, sin duda, el cuadro que
hab?a de ser pedestal seguro y asiento firme de su fama. El regio
ata?d en plena estepa castellana; la reina, loca de amor, velando
el f?retro, de pie ante ?l, extra?a a todo lo que no fuera su propia
dementia; damas y religiosos, so?olientos y cansados, descansan en
el duro suelo, musitando preces y salmodias; y realzando el con
junto, amalgam?ndose con ?1, la propia Naturaleza: un amanecer
desapacible y triste, fr?o y congojoso ... Esto es la obra de 'Pradilla
Quien una vez la vi?, nunca la olvida. Y si despu?s acierta a
ojear el Mercado de granos en Noga, a buen seguro que, si no
Ora la atenci?n en la fecha y la firma de ?ste, no vacilar? en
acusar a su autor por plagiario del de Doha Juana. En efecto;
el grupo que en este lienzo aparece al pie de un ?rbol en tercero
o cuarto t?rmino, recuerda el de los campesinos noyenses que en
el Mercado Inman un cigarrillo mientras charlan tal vez de sus
asuntow con toda calma y sosiego; el de las damas que, detr?s de
la reina mascullan sus rezos perezosamente al leve calor de la
hoguera casi extinta, trae a la memoria, salvo, desde luego, la dife
rencia de indumentaria, aquel otro de aldeanas que, en los sopor
tales de Noya, con los entreabiertos sacos de grano ante ellas, es
peran resignadas y pacientes al comprador o feriante. S?lo dete
n??ndose a cotejar firmas y fechas se advierte que ambas produc
c?ones son obra de un mismo cerebro y de una mano misma, y
que el cuadro de costumbres aport? al hist?rico no desde?ables
elernentos. El Mercado de granos fu? copiado en 1873; Dona
Juana la Loca surgi? a la un?nime admiraci?n cuatro o cinco
a?os despu?s : en Roma, pr?mero, donde fu? compuesto y acabado
en 1877; y poco m?s tarde en la Exposici?n Nacional celebrada
en Madrid en los primeros d?as del On siguiente, coincidiendo
con las espl?ndidas fiestas con que fueron solemnizados los des
posorios de D. Alfonso XII y la malograda princesa D. a Maria
de las Mercedes de Orleans y de Borb?n.
Clamoroso y sin precedentes fu? el ?xito que obtuvo creaci?n
tan peregrina. El propio Testamento de Isabel la Cat?lica, del