88 bolet?n de la Real 5lcademi? dalleg?
sue?a ciudad, para recorrer inmensa ?rbita en triunfal carrera, y evo'
cado por un pueblo entusiasta y magn?nimo, reaparece hoy en nuestro
cenit, glorioso y magn?fico, ante los resplandores de ese sol, me siento
renacer? nueva vida, y al fijar en ?l los ojos de mi esp?ritu, parece
que le oigo decir: Habla; yo har? afluir ? tu mente la idea, y ? tu fan
,tas?a la imagen, y ? tus labios la palabra. ?Oh! si fuera el verbo, si fue
ra el verbo de soberana elocuencia con que ?l conmovia y electrizaba
? sus oyentes!
Pero sucede, se?ores, en la contemplaci?n de los genios, lo que
acontece en la contemplaci?n de lo sublime; que el alma pasa con fre
cuencia del asombro al anonadamiento, efecto de la comparaci?n t?cita
que instintivamente se establece entre la peque?ez del observador y la
grandeza del objeto contemplado. Nicomedes Pastor D?az tiene una
personalidad rica, exuberante, multiforme. Pol?tico, diplom?tico, ora
dor, periodista, soci?logo, novelista, poeta, brill? en primera l?nea en
la tribuna, en la academia, en la prensa, en el Parnaso, en el campo de
las ciencias morales y pol?ticas, y en las altas esferas de la gobernaci?n
del Estado, y siempre, en todas las situaciones, en todos los momentos
de su vida, realz? su honradez y consecuencia pol?ticas con la pr?ctica
de las virtudes cristianas, y como pol?tico, como pensador y como lite
rato, di? elocuentes pruebas de que conservaba viva ? inc?lume en su
alma, la fe bendita en que aqu? le amamantaron sus padres, haci?ndo
se por todo ello acreedor ? que desde este sagrado lugar puedan apli
c?rsele estas palabras del Libro del Eclesi?stico: ?El buen nombre per
manecer? para siempre? Bonum nomen permanebit in cevum.
Tal es el tema de este discurso.
Estadme atentos.
I
EXCMOS. SE?ORES:
Se?ores:
?Cu?n dif?ciles, revueltos y tormentosos fueron los tiempos en que
naci? y vivi? Nicomedes Pastor D?az! Cuando abri? por primera vez
los ojos ? la luz del d?a, hall?base Espa?a: empe?ada en la guerra de
la Independencia, y como dijo un poeta, por todas partes se o?a y ve?a
?batir tambores, tremolar banderas, estallar bronces, resonar clarines.?
Su cuna se meci? entre los entusiasmos que despertaron las famosas