292 D?let?n de la Real jtcademia Gallega
sertaci?n erudita del nuevo acad?mico quesinti? al final grandes aplau
sos y felicitaciones.
?Nuestro colaborador Sr. Beltr?n ley? con vibrante y justa ento
naci?n la bell?sima carta del Sr. Aramburu, del amigo querido de los '
gallegos. Del culto que a Aramburu rinde cada pecho gallego fu? de
mostraci?n la estruendosa salva de aplausos con que fu? recibida la
lectura del notable documento.
?A la velada asist?a con los acad?micos el insigne poeta Villaes
pesa, hu?sped de honor de los espa?oles en Cuba, que quiso asociarse
al hermoso acto, y darle con su elevada personalidad inusitado esplen
dor. As? fu?.
DEI Canto a Galicia, que emocionado ley?, fu? una no interrum
pida ovaci?n, entusiasta, c?lida, hermosa, sincera, salida del alma. A
cada bell?simo pensamiento, a cada l?nea con que fu? dibujado magis
tralmente a la secular Suevia, los bravos y las palmadas, las exclama
ciones y las l?grimas, se suced?an sin tregua.
??Qu? enorme ovaci?n! ?Qu? regocijo y qu? j?bilo! Abrumado
? ante tan gran muestra de cari?o, de f?rvido entusiasmo, recit? con
alma y br?o, con el legendario empuje caballeresco, un trozo del ro
mancero, porque tal parecen las divinas estrofas de Alma Espa?ola,
que cant? lleno de fuego.
?Un delirio fu? al terminar. Todos los acad?micos y los directivos
abrazaron al poeta, confundi?ndose en celeste emoci?n art?stica.
??Poes?a, don del cielo, roc?o bienhechor de las almas: Bendita seas!
?Y termin? la parte acad?mica de la solemnidad con un magis
tral estudio sobre Galicia, le?do por el culto literato y poeta, escritor
brillante, abogado e ingeniero. Sr. Segura Cabrera.
?Decir que esta obra es una belleza, una filigrana y un exponen
te de saber, es repetir lo que un?nime dijo el p?blico que a cada p?
rrafo interrumpi? al digno cubano, que as? lleg? a la tribuna, lleno de
amor y de justicia a acariciar a la noble Galicia, a nuestra querida
madre.
??Y qu? hacer, sino lo que los buenos hijos hacen al que honra a
la que le di? el ser? ?Mirarlo como propio, y como propio abrazarlo y
quererlo sin regateos!
?Despu?s de este acto severo, ceremonioso cual era de rigor y que
tan elevado concepto dej? en el ?nimo de la distinguida concurrencia,
?por qu? no decirlo? tan poco habituada a verlos en nosotros, se cum
pli? la segunda parte con justeza y ?xito creciente.
?La banda municipal dirigida en persona por el acad?mico, insig