FR. BENITO JER?NIMO FEIT?0 13
mismo asunto; como lo hizo respecto ? la reforma de los estu
dios, ? pesar de haberse ocupado de ella el insigne Vives.
Casualmente, en 1728, dos a?os despues de haber aparecido
el primer tomo del Teatro cr?tico, muri? el c?lebre aleman Tho
masius autor de multitud de obras, en las cuales combati? la
credulidad popular acerca de las encantadoras, sortilegios, m?
gia, espectros, aparecidos y otra multitud de errores funestos;
gracias ? sus escritos, los pr?ncipes alemanes abolieron los pro
cesos y horribles crueldades que se hacian sufrir ? los infelices
acusados de ejercer la magia, y el nombre de Thomasius fu?
celebrado en Alemania y puesto al lado de Leibnitz como el de
uno de los mas ilustres escritores de su tiempo. ?Y sin embargo,
que diferencia entre el escritor alem?n y nuestro Feij?o! No se
limit? este ?ltimo, ? combatir los errores populares relativos ?
la supersticion y falsos milagros, sino que estendi? sus trabajos
? todos los ramos del saber humano, pues su elevada y clara
inteligencia todo lo abarcaba y comprend?a.
Digan lo que quieran los m?dicos, que como Morejon, le
motejan de haberse salido de la esfera accesible ? su compren
sion, ?que osada heregia! es lo cierto que dos insignes m?dicos,
Casal y Martinez fueron sus mejores amigos y aun sus defen
sores, contra la turba multa de profesores, que salian, mas que
? la defensa de la ciencia, ? la de sus intereses: y que en medi
cina, como en filosofia, en historia, en todo, di? muestras del
Inmenso estudio que habla hecho, y de la grande inteligencia
que el cielo le hab?a prodigado. Su defensa de las mugeres, y su
discurso sobre la pobreza y la riqueza, le ponen al lado de la
buenos fil?sofos y de los mejores moralistas, pero ?? qu? hemos
de ir citando uno por uno sus preciosos Discursos?
Al frente de ellos puso su autor estas elocuentes y honradas
palabras: "Yo te confieso, lector mio, que me parece muy cuer
da aquella m?xima, de hablar con los muchos y sentir con los
pocos, pero tanta cordura no se acomoda con mi sinceridad; y
veo por otra parte que el contemplar tanto ? los necios, es estre
char mucho la libertad de los entendidos". No se v? aqu? clara
mente explicado lo que Feij?o se proponia con la publicaci?n de
Su Teatro? No contemplar ? los necios, cuando en su tiempo lo
eran tantos y en tantas cosas, era empresa que solo podia aco
meter un hombre como nuestro benedictino. Acometer una em