Dpelt?t? de al Real ,kcademia Gallega 41.
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en la misma estaci?n que es ahora aterido desolado en otros pa?ses; y
con los matices de sus campos, y con el esmalte de sus flores, s?loPue
den competir los ojos y la tez, la azucena y la rosa de sus hermosuras.
?D?nde tiene la sensibilidad y el genio mayores fuentes de inspiraci?n,
m?s grandes objetos de entusiasmo? Yo he podido comparar alguna
vez con mi tierra otros pa?ses. Yo he visto la primavera en los jardines
de Aranjuez, entre aquellas arboledas de vegetaci?n formidables: yo he
respirado brisas embalsamadas ? brillas del fabuloso Guadalquivir: he
visto salir el sol sobre los encantados vergeles, y sobre los alminares de
la morisca Valencia: he , mirado ? los ping?es campos que fertilizan el
Jal?n y el Ebro: m?s all? del Pirineo he costeado las orillas de la Loire',
y he saludado los rom?nticos castillos del jard?n de la Francia: dieron
me sombra los tilos de Montmerency, ? cuyo pi? escribi? sns p?ginas
ardientes J. J. ROUSSE.Au: bajo las b?vedas augustas de Westminster,
me postr? en adoraci?n al pi? de la tumba de SnAKESPEARE: pase? al
gunas ma?anas sobre las nebulosas orillas de la House, donde las con
versaciones de . CROMwELL inspiraban el. genio de MILTON; por todas
partes busqu? inspiraciones poderosas, invoqu? el g?nio de aquellos lu
gares.. Y era el genio de aquellos grandes hombres el que me faltaba;
era el talento lo que no hab?a en mi. A 'las: escenas ? ? las tradiciones,
? la grandeza ? ? la hermosura de aquellos pa?ses, en nada ced?an las
bellezas y los cuadros, los recuerdos y las sensaciones de este suelo .
inspirador y privilegiado. ?
Por eso veo, con tanto placer, que' en ?l se d? culto ? las musas;
que en ?l se haya abierto este templo ? las artes. Los j?venes generosos
y entusiastas que en este momento me rodean, reciban de mis labios,
como mi gratitud, el parabien. La civilizaci?n; la moralidad, su propia
gloria se lo agradecer?n alg?n d?a. Porque de civilizaci?n y de morali
dad son instituciones est?s tareas deliciosas, que elevan el coraz?n, que
ennoblecen el esp?ritu,. que hacen bien al alma, que suavizan las cos
tumbres, que calman el ardor de otros afectos, y que inspiran esos Sen
timientos de tolerancia, y esos h?bitos de dulzura, nunca m?s necesarios
que en los tiempos que alcanzamos de pasiones conmovidas y de inte
reses encontrados. .
Respecto ? si mismo, ellos conocer?n tambi?n (y yo 'solo ruego,
como escarmentado, que lo consideren) que en el hombre de talento los
t?tulos necesarios son al fin los que le dan car?cter, los que aseguran 'y
eternizan su nombre. ?Qui?n se ocupa hoy de las querellas pol?ticas en
que intervinieron el DANDI y PETRARCA en sus tiempos? ?Qui?n averi
gua si ARIOSTO era un h?bil diplom?tico?. ?Qui?n recuerda que ?MILTON
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