solettn de la Academia GaUega 347
Una y otras disponen de lineas regulares diarias de autom?vi
les, que salen de Leiro, Carballino y Cabanelas, para poner en
comunicaci?n constante los m?ltiples pueblos de las dos m?rgenes
del r?o con las villas de Ribadavia, la Ca?iza y Garballino y con
las ciudades de Orense y Vigo.
De Leiro, que es el centro del vale, parten adem?s otras
carreteras: una a Ver?n, Beade, las Regadas y Beiro; otra a
Lebosende, que contin?a a Serantes y Lamas para empalmar con
la de Beariz; otra a Osebe y Pazos de Arenteiro, que sig?e hasta
Fe?s; otras a Cubitledo y Barro, por la Esperela, y otra a San
Clodio. En este ?ltimo pueblo empalma tambi?n la carretera que
por la margen izquierda del r?o va a Ribadavia, para enlazar
cerca de esta villa con la que de Castrelo de Mino se dirige a.
Orense.
Pocas comarcas aldeanas habr? como esta del Ribeiro tan bien
servidas de comunicaciones para el frecuente tr?nsito de autom?
viles, camiones y caxnionetas que por ellas circulan.
La villa de Leiro tiene tra?da de aguas; cuenta con tel?gra o,
administraci?n de Correos para servir las muchas carter?as de
las aldeas lim?trofes, y puesto de la Guardia Civil de caballer?,a.
Dispone adem?s de seis cortadurfas, una farmacia, dos fondas,
v?rios hospedajes, tres caf?s y varios comercios been surtidos; y
en su plaza principal no falta el pescado procedente de Vigo y de
la Coruna, especialmente congrio, merluza, xerelos, sardinas y
cabalas, sin contar las magn?ficas troitas biclales, reos, angu?las,
lampreas y otros peces que se pescan en el r?o con fisgas, chum
beiras, boqueiras y m?s artes locales.
Hay tambi?n alguna notable ferreirfa, un taller de bicicletas
de paseo marca Culell, muy estimada en la comarca, y una co
rresponsalfa de los principales Bancos gallegos y espanolies, a
cargo de los Hermanos Eij?n, de gran arraigo en todo el contorno.
En el campo de Suatorre, a orillas del Avia, cel?brase una impor
tante feria los d?as 24 de cada mes, a la que concurren para
vender sus mercanc?as las tipicas pulpeiras y las obligadas ros
quilleiras, lo mismo que las panadeiras de Cea con el sabroso
pantrigo, afamado en un contorno de tres a cuatro leguas, las
vendedoras que arman los port?tiles chi?los para extender sobrie
ellos sus baratijas, y los tratantes masidaus, con sus trajes t?picos